lunes, 3 de febrero de 2020

CAPACIDADES HUMANAS, DONES DIVINOS


 

PRESENTACIÓN
 
Toda capacidad humana, sea esta talento, don espiritual, carisma, fruto, servicio o ministerio, es dado por Dios. Nada de lo que tenemos procede de nosotros mismos ni de nuestras habilidades, sino que el Creador nos ha provisto de ellas. Toda cosa buena proviene de lo alto, del Padre Celestial que ilumina nuestras vidas y cuyo carácter no cambia ni es voluble como el ser humano. Lo que el Señor da no lo quita, aunque nosotros podamos pensar lo contrario (Santiago 1:17)
 
En este estudio veremos nueve capacidades dadas por Dios al ser humano. No son todas, pero sí, a nuestro juicio, las más importantes. Podríamos agregar la capacidad inventiva que tanta maquinaria para la industria y el servicio del hombre, ha producido; la capacidad creativa que permite hacer obras de arte tanto en Pintura, Música, Literatura y otras expresiones artísticas; o la capacidad investigativa que escudriña el universo macro y micro en el cual vivimos. 
 
Las capacidades humanas son dones divinos. El Señor de la Vida nos bendijo haciéndonos a su imagen y semejanza, con capacidades similares a las de Él o que nos posibilitaran desarrollarnos en su creación (Génesis 1:26-28). El ser humano manifiesta diversas capacidades en su relación con el entorno, capacidades que no poseen en igual magnitud otros seres del planeta, como son los vegetales y animales. Podríamos hacer una lista de nueve disposiciones propias del hombre y la mujer, que son: Creer, Sentir, Pensar, Hablar, Actuar o hacer, Juzgar, Aprender, Enseñar, Reproducirse o multiplicarse.
 
Vamos a examinar cada una de estas funciones, a la luz de la Sagrada Escritura, y descubriremos que somos seres privilegiados los humanos, en especial los cristianos, ya que compartimos con el Creador muchas de sus características, naturalmente en menor grado. Estas capacidades son verdaderos regalos del Hacedor.


Pastor Iván Tapia
Iglesia Cristiana Discípulos de Jesucristo 

Chile, Valparaíso, Septiembre de 2006.
 
 


Título Nº         05
Serie               El Discipulado
Autor              Pastor Iván Tapia
Fecha              enero 2009
Ediciones        "Iglesia Cristiana Discípulos de Jesucristo"
Dirigido a        Discípulos responsables
 

FE, UN DON DE DIOS PARA TODOS LOS HOMBRES

CAPACIDADES HUMANAS, DONES DIVINOS
I PARTE

 


 

Pastor Iván Tapia
Lectura bíblica: Apocalipsis 14:12
Propósitos de la lección: Comprender la importancia y poder de la fe y aprender a transmitirla a otros.

 
E
n esta oportunidad analizaremos aquella capacidad que consideramos la más poderosa herramienta dada por Dios al ser humano.
 

I. EL CREER

Esta función, que consiste en confiar plenamente en algo o Alguien que es superior al hombre, es la más poderosa herramienta que Dios ha entregado al ser humano (Hebreos 11:1). Una creencia quizás movió a los egipcios a construir las pirámides y la gran esfinge; movilizó miles de personas a esforzarse por construir enormes catedrales en la Edad Media, a dejar los cristianos sus hogares e ir a las cruzadas para defender el Santo Sepulcro y por el otro lado los musulmanes a defender la tumba de Abraham que les pertenecía.  

Una religión nos puede llevar muy lejos, positiva o negativamente, porque es una fuerza irracional (Hebreos 11:39). Muchos líderes han conocido el poder del creer y han cubierto su doctrina política de un tono espiritual, como lo hizo Hitler que convenció a multitudes con su teoría de la raza superior. En el hinduismo hay quienes se atraviesan clavos en el cuerpo, toman posiciones incómodas por años y se someten a ritos dolorosos, animados por la pura fuerza de su fe. Una persona de una tribu puede pasar toda la noche danzando a su dios y no cansarse, entrar en trance y tener visiones, por causa de su fe. 

Hasta ahora los cristianos hemos mirado con desprecio a aquellos que profesan una creencia distinta a la nuestra. Aún más, somos tan rigurosos en el contenido de la doctrina, que anatemizamos a todo cristiano que no cree exactamente igual a nosotros. El cristianismo es una de las grandes religiones del Hombre y esta pulverizado en cientos si no miles de iglesias distintas. Mas todos tenemos una creencia fundamental: Jesucristo es el Hijo de Dios que vino a la tierra a morir por la humanidad para salvarla de la eterna condenación y quien crea en esto y acepta vivir bajo Su reino ya es salvo. Esto dicho con más o menos palabras es el resumen de la fe cristiana, la cual se expresa muy bien en el Credo Apostólico, el símbolo de nuestra religión.
 

II. FORMAS DE FE

Antes de introducirnos en lo que es nuestra propia creencia, y que casi con soberbia consideramos “la verdadera fe”, examinemos brevemente los diversos tipos de creencias, aparte de la nuestra, que actualmente podemos encontrar en el mundo. 

Brahamismo: Sistema religioso, moral y metafísico basado en la concepción panteísta de la divinidad, y cuya fuente son los libros sagrados de los indúes, escritos en el período de 1500 a 400 A.C.: los cuatro Vedas, los poemas Ramayana y Mahabarata, así como los tratados filosóficos de las distintas escuelas que constituyen un cuerpo de doctrina que ha perdurado a través de la historia para contar todavía con más de 280 millones de fieles.  

Budismo: Es el nombre dado por los occidentales al sistema religioso fundado en la India alrededor del siglo V a.C., por Sidharta Gautama, llamado el Buda (del sanscrito buddha, "despertado, iluminado"). En el Oriente se lo denomina Buddha-marga (camino de Buda), Buddha-dharma (ley de Buda) o Sad-dharma (ley correcta o perfecta). Tiene por fin la realización plena de la naturaleza humana y la creación de una sociedad perfecta y pacifica. 

Confusionismo: Principios morales que algunos consideran una religión, se basa en los escritos de Confucio (551–480 a.C.), pensador chino que recogió parte de las enseñanzas morales prevalecientes en la antigua China y predicó la necesidad de volver a practicar lo que denominó la «humanidad», es decir, la benevolencia. Práctica que debía incluir la «reciprocidad», es decir, no hacer a los demás lo que no deseamos que estos nos hagan. El estudio de la historia es necesario para comprender «los caminos del cielo». Confucio jamás pretendió establecer un sistema religioso ni defender un sistema de religiosidad en particular, a no ser las tradiciones religiosas prevalecientes en su época. La idea principal era el Camino o «Tao» del Cielo, el cual debía ser transitado por los humanos.  

Druidismo: Creencias primitivas. Los druidas o «muy sabios» eran sacerdotes de la antigua religión de los celtas en las Islas Británicas y las Calías. En las festividades de su religión, los druidas ofrecían sacrificios humanos. También se ocupaban de todas las ceremonias del culto, educaban a los jóvenes y fungían como jueces. 

Hinduísmo: Religión de la India que contempla que por detrás del universo actual, en el que vivimos y que tiene sus propios ciclos sucesivos, hay otra existencia que es eterna y sin cambios, y penetrar hasta ella constituye el mayor de todos los logros. Se forma como la conocemos en la actualidad a partir del s. III a. de C., combinando doctrinas brahmánicas con creencias dravídicas y budistas. El hinduismo es la religión original de la India y tiene muchas variantes; por ejemplo, la religión de una parte de la India es distinta a la de otra parte. Es una religión basada en mitos, protagonizados por muchos dioses. A pesar de tener muchos dioses, en la variante conocida como brahmanismo se pueden considerar como partes del dios supremo Brahma, por lo que el hinduismo es una religión monoteísta. Para otros, tiene mucha importancia Krishna. Los hindúes suelen tener dioses favoritos entre las divinidades que forman parte de Brahma. Más de 1000 millones de personas practican la religión hindú. La doctrina del hinduismo está recogida en cuatro libros, los Vedas. 

Islamismo: Del árabe, islam, que significa obediencia, sumisión, resignación. Religión universal. La prédica de Mahoma en el siglo VII dio lugar a este movimiento, una de las más grandes e influyentes religiones en la historia de la humanidad. Los «muslimes» (la palabra muslim quiere decir sumiso a Dios) o creyentes, es decir, los. musulmanes, la han extendido en numerosos países mediante actividades de proselitismo o por inmigración. Mahoma estuvo bajo la influencia de las antiguas religiones de Arabia, del Cristianismo (en la versión de iglesias orientales) y el Judaísmo. Su actividad en Medina y La Meca le convirtió en un personaje polémico y por algún tiempo tuvo que abandonar La Meca y radicarse en Medina (huida conocida como La Hégira).

Jainismo: Religión oriental. Una de las menos conocidas entre las orientales. Según varios eruditos, la religión jainista es la primera disidencia importante dentro del budismo. Mahavira, su fundador, era un contemporáneo de Buda, Confucio, Lao-Tsé y quizás de Zoroastro. Vivió de 599 a 527 a.C., y se crió en la opulencia. Bajo su influencia el jainismo se convirtió en una religión histórica. Al igual que el budismo fue un movimiento de reforma; pero mientras este se extendió fuera de la India, el jainismo quedó confinado a ella.

Los jainistas son ateos y no aceptan la existencia de dioses, espíritus ni demonios, pero creen en seres sobrenaturales o «tir-thankaras», hombres justos que han alcanzado la perfección. Como dualistas, sostienen que el universo ha estado dividido en dos categorías: los seres vivos o «jiva» y las cosas inanimadas o «ajiva». Hacen referencia, pues, a las almas y a la materia, dos principios diferentes, pero igualmente increados e indestructibles. 

Judaísmo: Padre de todas las siguientes religiones monoteístas, está basado en la fe de un solo Dios. A diferencia de otras religiones, éste no está centrado en un profeta o en un salvador, sino en la idea de un pueblo elegido. Un factor importante para entender el Hebraísmo es que éste se centra en un pueblo antes que en un individuo. Por más que Moisés, Abraham o Isaías sean importantes, no es imposible imaginar la fe hebrea aún sin ellos. Más bien, el Hebraísmo sería inconcebible sin el pueblo hebreo, así como sería inconcebible el cristianismo sin Jesús, el Budismo sin Buda o el Islamismo sin Mahoma. 

Massai: Religión de los massai, quienes creen en un Dios que ellos llaman Ngai. Éste no es masculino ni femenino, pero parece tener varios aspectos diferentes. Hay el refrán por ejemplo, aiyai de Naamoni que significa "El Ella a quien yo oro." Hay dos manifestaciones principales de Ngai: Ngai Narok que es bueno y benévolo y es negro; y Ngai Na-nyokie que está enfadado y rojo como el británico. 

Panteísmo: De las palabras griegas "pan" todo, y "Theos" Dios - todo es Dios - Significa un sistema en el cual identifican a Dios con el mundo, basándose en la reflexión oriental, en la que Dios se disuelve en lo divino, convirtiéndose en un absoluto impersonal, en una energía cósmica que atraviesa y penetra todas las cosas, como el aire, y se identifica con lo íntimo de todas las cosas, especialmente con la psique humana. Toda realidad, dicen, es expresión de lo divino, porque en la conciencia cósmica, Dios y el mundo, la materia y el espíritu, el cuerpo y el alma no son diferentes. La "Nueva Era" niega al Dios personal de la revelación cristiana. Es decir, niega a un Dios soberano y las leyes que suponen diferencias entre el bien y el mal. Este regreso al panteísmo naturalista, que resultó definitivamente superado por el evento de la revelación cristiana, encuentra apoyo en muchos nuevos movimientos religiosos de origen oriental y en un regreso a las religiones paganas.  

Rastafarismo: Es un movimiento religioso que surgió en Jamaica en los comienzos de los años '30 a partir de profecías bíblicas sobre la supuesta divinidad de Haile Selassie, de las aspiraciones sociales y políticas de la comunidad negra y de las enseñanzas del publicista y organizador nacido en Jamaica Marcus Mosiah Garvey. Aunque la visión política y cultural de Garvey inspiró a los fundadores del movimiento, que le consideraron como un profeta, él nunca se identificó a sí mismo con el movimiento. Había cerca de 1.000.000 de rastafaris en el mundo en el año 2000. De los jamaicanos, un 60 por ciento aproximadamente se identifican a sí mismos como rastafaris. El rastafarismo surgió entre la población negra de clase trabajadora en Jamaica, y permaneció durante un tiempo como un defensor de la supremacía negra. Hoy en día, sin embargo, se ha extendido a lo largo de gran parte del mundo a través de la inmigración.  

Shintoísmo: Cerca de 67 millones de asiáticos - especialmente los japoneses - profesan esta creencia, que no es considerada exactamente como una religión, ya que cristianos y budistas aceptan la coexistencia en una misma persona del budismo o cristianismo con el shintoísmo. Su principio fundamental es el respeto y lealtad al Emperador de Japón y a los grandes antepasados imperiales y la reverencia a los espíritus o memoria de los grandes personajes del pasado histórico o familiar. Existe comunión con los muertos y deseo de agradarlos y complacerlos. Como mantiene muy unidos los vínculos del pasado con el presente, su símbolo es el "sakiki", árbol siempre verde, que nunca muere ni languidece. No utilizan imágenes ni sermones, carecen de congregaciones y rechazan el culto a la vida prenatal y a la eternidad después de la muerte. Aunque no hablan de pecado ni virtud, cultivan una exagerada limpieza corporal.  

Sufismo: Es menos una doctrina o un sistema de creencias que una experiencia y una forma de vida. Es una tradición de iluminación que lleva adelante la verdad esencial a través del tiempo. Tradición que, sin embargo, debe ser concebida en un sentido vital y dinámico. Su expresión no debe permanecer limitada a las formas religiosas y culturales del pasado. La verdad del Sufismo requiere reformulación y expresión nueva en cada época.  

Taoismo: Alrededor de 30 millones de hombres, la mayoría chinos, practican esta filosofía-religión formulada por un individuo cuya fisonomía está escrita en penumbras. Lao-Tsé nació tal vez el 604 a.C y se le atribuye la obra fundamental de esta confesión: el Tao Te Ching. El Taoísmo preconiza el sometimiento del hombre al Tao, vale decir, al curso eterno de los acontecimientos. Reprueba las luchas humanas y aconseja la humildad, la resignación a las cosas que están al alcance de la mano, la falta de ambición. Como preceptos exige no matar, no beber alcohol, no mentir, no robar y no cometer adulterio. Además recomienda como virtudes la piedad filial, lealtad, bondad hacia las criaturas, paciencia, sacrificio de sí mismo por los pobres, liberar a los esclavos, plantar árboles y hacer caminos, enseñar al ignorante y hacer las ofrendas a los dioses. En el siglo IV a.C el Taoísmo - Tao significa camino - se convirtió en culto popular cuando sus seguidores se desembarazaron de la metafísica y se entregaron a la práctica de la alquimia, la magia y la adivinación. Posteriormente, hacia el siglo II d.C., Chang Tao Ling la fundó como religión y se nombró su primer "pontífice". Pero en 1927 tal pontificado fue abolido por el gobierno chino. Sin embargo, el Taoísmo sigue siendo con el Confucionismo y el Budismo una de las religiones más difundidas de China. El Taoísmo promete la inmortalidad y admite la metempsicosis[1] 

Vudú: Poco a poco, el pueblo de color, descendiente de los esclavos africanos llevados al nuevo continente, realizó una fusión entre los elementos de su religión ancestral (que debían practicar de manera oculta) con la de sus amos católicos, en el área de influencia de las coronas española y portuguesa. Se acaba así en un sincretismo que se diferencia de las versiones negras del cristianismo en el norte de América donde a los esclavos abrazaron el protestantismo. En la zona de Caribe y Brasil, la religión de los siervos conservó muchos más elementos de sus creencias africanas animistas, ocultas por las versiones populares de la
religión de sus amos o integradas con ellas. Las más extendidas de estas creencias son el Vudú, en Haití, el Camdomblé, en Brasil, y la Santería en Cuba.  

Zoroastrismo: Numéricamente, esta confesión no tiene importancia, pero sus seguidores, reunidos bajo el nombre de Parsis, ejercen gran influencia en el pueblo indio. Uno de sus representantes más famosos fue Feroze Gandhi, el fallecido esposo de Indira Gandhi, a quien rechazaba Nehru, padre de la Primera Ministro, debido a sus creencias religiosas. Los Parsis adoran al fuego y el sol como símbolo de pureza, su dios es Ormuz y Zoroastro o Zaratustra el profeta. Los Zoroastristas o Parsis no tienen hoy interés proselitista, aunque a través del matrimonio se han incorporado nuevos adeptos. Descienden de una antigua secta que gobernó Persia durante siglos, hasta ser expulsados sus adeptor por los musulmanes, que dominaron el país en el siglo VII. Se radicaron en la India y prosperaron como armadores de barcos, comerciantes y banqueros. La fidelidad a su fe está llevándolos a la extinción. Se calcula que en todo el mundo existen unos 130 mil parsis, de ellos 100 mil están en la India. Y de éstos, 70 mil concentrados en la región de Bombay.  

Agnosticismo: Es la posición que limita el conocimiento a la experiencia sensorial o empírica verificable. Rechaza la posibilidad de conocimiento sobrenatural y por lo tanto la posibilidad de saber si Dios existe. El filósofo Kant (1724-1804) preparó el camino a la popularización de esta posición pero la palabra "agnosticismo" es de T.H. Huxley (1869) para quien significó el rechazo de la metafísica. Agnosticismo no es lo mismo que ateísmo (negación de la existencia de Dios). Su posición es que no se puede saber si existe o no. Por eso rechaza cualquier pronunciamiento a favor o en contra de la existencia de Dios. 

Ateísmo: Del adjetivo griego αθεος (azeós), que significaba “sin dios”, siendo a la partícula negativa ‘no’ o ‘sin’ y zeós ‘dios’ (literalmente Zeus) Antiguamente esta palabra designaba a quienes no creían en un determinado dios, si bien podían creer en otros. Así, los romanos llamaban ateos a los primeros cristianos porque negaban la existencia de dioses distintos de Yahvé.. Hoy en día, sin embargo, el término se refiere a aquellos que carecen de fe en la existencia de algún tipo de divinidad o de otras ideas tradicionalmente asociadas con las religiones (como la reencarnación, la vida espiritual más allá del cuerpo físico y los poderes sobrenaturales), si bien existen muchos y muy diferentes matices. 

Los cristianos tenemos una fe, una creencia que nos caracteriza y diferencia de otros. Como nosotros pensamos que nuestra fe es verdadera, las demás religiones piensan lo mismo. No podemos despreciarlos, rechazarlos ni matarlos; nuestro deber, de acuerdo al Evangelio de Jesús, es amarlos. Si nuestro convencimiento es que tenemos la verdadera fe, entonces necesitamos aprender a evangelizar, primeramente orando a Dios para que les revele Su Verdad. Como señalábamos al principio, en cierto modo la fe es algo irracional; tengamos cuidado con eso. Muchos fundamentalismos hoy día están produciendo estragos.
 

III. NATURALEZA DE NUESTRA FE

La fe se da en el corazón del ser humano, porque en el corazón se cree para justicia, y es un don de Dios adquirido por el escuchar la Palabra de Cristo (Romanos 10:8-10; 17). 

La fe es la primera virtud en la cadena de virtudes cristianas, es una cualidad fundamental (2 Pedro 1:5). La fe cristiana tiene un Autor que la inventó y ejecutó, Jesucristo (Hebreos 12:2). Los cristianos pensamos que alguien es nacido de Dios cuando cree que Jesús es el Cristo (1 Juan 5:1). Debemos imitarla de los líderes (Hebreos 13:7).La finalidad de esta fe es producir buenas obras y la salvación eterna de la persona (Santiago 2:17; 1 Pedro 1:9). 

Somos guardados por el poder de Dios y resistimos al príncipe de las tinieblas si nos mantenemos en la fe de Jesucristo (1 Pedro 1:5; 1 Pedro 5:9). Si usted conserva la fe, Dios lo guardará con Su poder física, mental y espiritualmente. Para ello debemos retenerla y luchar por ella (2 Timoteo 1:13; 1 Timoteo 6:11) pues ésta puede ser trastornada (2 Timoteo 2:18) y ser reprobados (2 Timoteo 3:8). Una prueba de que alguien tiene a Cristo dentro de si mismo, es su perseverancia en la fe (2 Juan 9). Esta fe requiere ser alimentada, desarrollada y edificada (Judas 20). En la oración requerimos pedir con fe (Santiago 5:6). 

Una característica particular de la fe cristiana es su espíritu evangelizador, su anhelo comunicativo expresado por su Fundador en la Gran Comisión. El cristiano no está tranquilo si no comunica su fe en hechos y palabras. Para transmitir adecuadamente nuestra fe, necesitamos aprender a evangelizar con un sentido ecuménico:

1)      Sin atacar la fe del otro (Judas 19)

2)      Buscando los puntos de contacto o encuentro con el otro (Hechos 17:22-31)

3)      Haciendo nuestra forma de vivir la fe, algo atractivo para los demás (1 Pedro 2:12)

4)      Dando mayor importancia al contenido que a las formas, ritos y costumbres (Romanos 14:1-9)

5)      Demostrando el amor a través de la tolerancia, aceptación y comprensión del que piensa diferente (Santiago 2:1)

6)      Orando y sirviendo a la sociedad junto a otros (Filipenses 4:5,6)
 

CONCLUSIÓN:

No hay poder mayor dado al ser humano que la fe. Jesús dice “Si tuvieras fe como un grano de mostaza serías capaz de trasladar los montes” Tal es el poder de la fe. La fe está presente en todo ser humano, como una capacidad espiritual dada por Dios. Algunos la ejercen a través de su religión, otros depositando su confianza en un pensamiento o sencillamente en sí mismos. Sin embargo, la fe revelada por Jesucristo y transmitida por medio de Su Espíritu Santo, es un poder que nos edifica, desarrolla y produce fruto en nuestras vidas. Para poder transmitir esta fe debemos comprender las necesidades de las personas y ser muy respetuosos con la diversidad de formas que adopta la espiritualidad en el ser humano. ¿Está usted dispuesto a aceptar la multiforme gracia de Dios y a evangelizar con prudencia, respeto y profundo amor hacia el otro? 

 

BIBLIOGRAFÍA

1)      http://es.wikipedia.org/wiki/Ate%C3%ADsmo

2)      http://www.corazones.org/diccionario/agnosticismo.htm

3)      http://www.meta-religion.com/




[1] Metempsicosis, en otras palabras la doctrina de la transmigración de las almas, enseña que la misma alma habita en sucesión los cuerpos de diferentes seres, tanto hombres como animales.
 

EL SENTIR HUMANO Y CRISTIANO

CAPACIDADES HUMANAS, DONES DIVINOS
II PARTE
 
Pastor Iván Tapia
Lectura bíblica: San Juan 11:35; San Lucas 10:21; San Lucas 9:37-41
Propósitos de la lección: Comprender la diferencia entre emociones y sentimientos, valorarlos como parte de nuestra persona creada por Dios; aprender a controlarlos y expresarlos; y conocer los sentimientos que el Señor desea desarrollar en los cristianos. 

T
odos los seres vivos tienen emociones. El ser humano ha sido creado con emociones y también con sentimientos. Jesús, como humano, tuvo emociones y sentimientos: lloró en la tumba de su amigo Lázaro, porque le amaba; se alegró al compartir con sus discípulos; se enojó con la incredulidad de la gente, con los mercaderes del templo y con la torpeza de Pedro. No somos sólo racionalidad. En una charla anterior vimos la capacidad de “creer” dada por Dios a nosotros. Ahora estudiaremos esta capacidad de “sentir”. 

Una persona “sin sentimientos” es un juicio negativo acerca de alguien que no procede con misericordia, que es malvado y daña a personas y a animales.  

“Es un sentimental”, se comenta de un hombre o mujer demasiado sensibles. Se le llama así y se tipifica como alguien de “poco carácter”, en quien no se puede confiar, porque no tiene fuerza para soportar y enfrentar las dificultades de la vida; no se le puede hablar con franqueza o ser muy rudo con él o ella, pues se emociona con facilidad. También se llama “sentimental” al que se aferra al pasado, es melancólico o romántico. 

Generalmente se espera en la escuela, el trabajo, la iglesia y la sociedad en general, que las personas controlen sus emociones. 

Quienes valoran más la razón que los sentimientos, llaman sentimentales e ingenuos a los que dejan fluir sus emociones. Los que prefieren el sentir a la razón, llaman fríos a los que dan más relevancia a las razones, a los controlados. Pero ambos grupos poseen razón, emociones y sentimientos. Los llamados “fríos” no es que no tengan emociones, sino que no las dejan fluir, las controlan. Los llamados “emocionales” también pueden ser razonables. 

En la vida de fe, en especial en el culto o liturgia, hay distintas maneras de vivir estos fenómenos como también diferentes grados de emocionalidad. Una es la fe con expresión de la emocionalidad y los sentimientos; otra es aquella más “racional” –si es que la fe puede serlo- con un mayor control de las emociones. Pero siempre habrá sentimientos. Ambas maneras tienen plena validez.  

EMOCIONES Y SENTIMIENTOS


Revisemos algunas definiciones para aclarar mejor este punto tan importante en la vida humana y cristiana.  

Las emociones son agitaciones del ánimo producidas por ideas, recuerdos, apetitos, deseos, sentimientos o pasiones; son estados afectivos de mayor o menor intensidad y de corta duración; "se manifiestan por una conmoción orgánica más o menos visible ". Una emoción se puede definir también como una conmoción afectiva de carácter intenso o agitación del ánimo acompañada de fuerte conmoción somática.

Los sentimientos son tendencias o impulsos, estados anímicos orgánicos. Un sentimiento es un estado afectivo de baja intensidad y larga duración. Los sentimientos son impresiones que causan el ánimo. Son también estados de ánimo. Vienen de los sentidos. 

Una pasión es un estado afectivo muy intenso y de larga duración. En cambio el schock emocional es un estado afectivo intenso de muy corta duración. 

El sentimentalismo es el carácter o cualidad del que muestra demasiada sensibilidad o sensiblería, es decir sensibilidad exagerada o hiperestesia. 

La sensibilidad es aquella capacidad propia de los seres vivos de percibir sensaciones y de responder a muy pequeñas excitaciones, estímulos o causas; es la capacidad de responder a estímulos externos.

 

LAS EMOCIONES

Las emociones ejercen una influencia enorme en nuestro modo de pensar y actuar, a tal grado que llegan a convertirse en motor de nuestra conducta. A veces nos abruman las emociones. Es parte del proceso de madurar aprender a refrenar las emociones. Hay actualmente especialistas que consideran la capacidad de controlarse y de tratar con la gente, más útil que lo que tradicionalmente se ha llamado inteligencia. Hoy por hoy hasta se habla de una “inteligencia emocional”. La Escritura Sagrada da un gran valor al autodominio, autocontrol, dominio propio o templanza. Por ejemplo, a “quien no sabe dominar sus impulsos” lo compara a una “ciudad sin muralla y expuesta al peligro” (Proverbios 25:28). 

Son emociones muy fuertes en nosotros las siguientes:

1.                 Duelo

2.                 Depresión

3.                 Confusión

4.                 Decepción

5.                 Indignación

6.                 Irritabilidad

7.                 Hostilidad

8.                 Cólera.

9.                 Miedo

10.             Pánico

11.             Melancolía

12.             Decepción

13.             Nerviosismo

14.             Consternación

15.             Terror

16.             Fobia

17.             Pesimismo

18.             Satisfacción

19.             Euforia

20.             Éxtasis

21.             Placer

22.             Gratificación

23.             Felicidad

24.             Rabia

25.             Furia

26.             Resentimiento

27.             Desesperación

28.             Temor

29.             Aprehensión

30.             Ansiedad

Pero no vamos a detenernos en las emociones y la forma de refrenarlas, sino que nos referiremos a aquellos sentimientos positivos que Dios desea desarrollar y afianzar en nosotros como Su pueblo.

 

SENTIMIENTOS CRISTIANOS

La Biblia aconseja ciertos sentimientos en el cristiano, animados por la fe en Jesús y el amor que ha sido derramado en nuestro espíritu. Estos son sentimientos positivos que ayudan al crecimiento personal y de la Iglesia. 

La primera ocasión en que aparece la palabra “sentir” en la Biblia, está referida a unos gusanos que degustarán del malvado.  Los hombres que no tienen buenos sentimientos de amor, misericordia, dulzura, hacia sus prójimos cosecharán daño para sí mismos. Sólo los gusanos sentirán dulzura hacia ellos. Es lo que el libro de Job nos señala en uno de sus capítulos (Job 24): “Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; Nunca más habrá de ellos memoria, Y como un árbol los impíos serán quebrantados” (Job 14:20). 

La vergüenza es una emoción y un sentimiento que se tiene cuando uno se percata de que ha actuado mal ante Dios y ante los hombres. También nos ocurre al darnos cuenta de una debilidad nuestra. A veces nos identificamos tanto con otra persona que sentimos vergüenza de sus actos y decimos “sentí vergüenza ajena”. Dice la Palabra de Dios, refiriéndose a los desobedientes: “Y ellos sentirán su vergüenza, y toda su rebelión con que prevaricaron contra mí, cuando habiten en su tierra con seguridad, y no haya quien los espante” (Ezequiel 39:26) 

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo espera que todos los cristianos sintamos de una misma forma, con respecto a Dios, nosotros mismos, la vida y el prójimo: “Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 15:5,6). Todo el capítulo quince nos habla de: soportar a los débiles en la fe, no agradarnos a nosotros mismos sino al prójimo, la unanimidad en el sentir, tener una fe con alegría y esperanza, y ayudarse en el aspecto material. 

En los saludos y doxología final  de la segundas carta a los corintios, el Apóstol recalca: “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros” (2 Corintios 13:11) 

En otra oportunidad escribe: “como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia. (Filipenses 1:7). En su propia vida demuestra como deber sentir un cristiano por sus hermanos: rogar con alegría por todos (Filipenses 1:3,4), tener confianza en que Dios terminará Su obra en cada uno (Filipenses 1:6) y amor entrañable (Filipenses 1:8).   

Más adelante agrega “completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (Filipenses 2:2). Esta es una carta plena de sentimientos positivos hacia los hermanos, hacia los líderes y hacia Dios, entre todos, como algo necesario en la Iglesia. Ésta no debe estar exenta de buenos sentimientos. 

Uno de los sentimientos y actitudes que se recalca es la humildad, en imitación del Maestro: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5-11). 

La unanimidad en el sentir es deseable para el progreso de la obra de Dios: “Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor” (Filipenses 4:2). El regocijo, la alegría en el servicio, debe ser un signo de nuestro caminar como iglesia (Filipenses 4:4). 

El apóstol Pedro también recalca la importancia de tener todos un mismo sentimiento, caracterizado por la compasión, el afecto fraternal, la misericordia, la amistad, la mutua bendición y la convivencia pacífica: “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables” (1 Pedro 3:8-11).

 

CONCLUSIÓN

Hay una diferencia entre emociones y sentimientos. Como humanos tenemos ambos. El Señor desea que aprendamos a controlar nuestras emociones, pero que a la vez desarrollemos sentimientos positivos de amor y unidad.


BIBLIOGRAFÍA

1) http://www.watchtower.org/languages/espanol/library/g/2005/2/22/article_01.htm

2) http://www.monografias.com/trabajos15/inteligencia-emocional/inteligencia-emocional.shtml#diferenc

 

LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO, RUTAS DE ORACIÓN

PRESENTACIÓN Se han dado muchas definiciones de oración, pero quizás la mejor sea la más sencilla. Orar es conversar con e...