jueves, 30 de abril de 2020

EL PADRE NUESTRO


LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO
III PARTE
Jesús enseña que todos deben buscar el reino de Dios

Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: San Mateo 6:9-13

 

Propósitos de la charla: Comprender, valorar y practicar el Padre Nuestro u Oración del Señor, como una ruta personal de oración.

E
l Padre Nuestro es el modelo de oración dado por Jesús a sus discípulos y, por ende, a toda Su Iglesia. en esta oración encontramos la mejor ruta para dirigirnos a nuestro Dios. Está dirigida al Padre y la hacemos en el nombre de Jesús. Toda oración es al Padre, en el nombre del Hijo y en el Espíritu Santo, o sea es una oración inspirada y no mecánica. Richard Foster ha dicho: “El Padre Nuestro rompe las barreras del tiempo y lugar”. Es ésta una oración que fue enseñada hace siglos y repetida durante toda la historia del cristianismo. Veinte y un siglos llevamos rezando u orándola y permanece tan fresca y poderosa como cuando el Maestro la enseñó. En sí misma es Palabra de Dios, por tanto tiene Su poder, que no es un talismán ni un poder mágico, sino la autoridad de la Verdad de Dios. Pensemos que San Pablo la repitió, que San Agustín la dijo y enseñó, que los labios de Lutero la pronunciaron, que estuvo en boca de Juan Wesley y que fue orada por Teresa de Calculta. La dijeron los mártires de la Iglesia, mientras morían quemados, azotados, guillotinados, ahorcados... La repiten todos los domingos congregaciones de todo el mundo, con el mismo sentir, el de hijos dirigiéndose a un Padre que escucha y responde a las peticiones de sus amados.

Antes de pasar a profundizar el Padre Nuestro, veamos algunos pensamientos sobre la oración.

“La oración debe ser la llave del día y el cerrojo de la noche” (Thomas Fuller).
Nada mejor que iniciar la jornada con una oración; la que nos dará la fuerza de lo alto para enfrentar todos los desafíos que nos depara el día. Y nada mejor que finalizarlo con una oración de gratitud a Aquel que nos ha cuidado, bendecido y animado durante nuestra vigilia. Le pediremos, además, que Él nos cuide en aquellas horas de sueño en que no estamos conscientes.

“La oración mueve la mano del que mueve al mundo” (Jhon A. Wallace)

“Yo prefiero enseñar a un hombre a orar que a diez a predicar” (J.H. Jowett)

“La oración es la raíz de toda bondad personal” (Hermandad Carey)

“Jesús no es nuestro botones ecuménico” (Robert Smith, Jr.)

UN MODELO DE ORACIÓN
El Padre Nuestro u Oración del Señor, es una oración modelo compuesta de una introducción, siete peticiones y una conclusión (San Lucas 11:1-4) Para cada una de estas partes podemos hacernos las siguientes preguntas:
·         ¿Qué significa?
·         ¿Qué pide de Dios?
·         ¿Qué pide de nosotros?

Las tres primeras peticiones están dedicadas o se concentran en Dios (“...santificado sea tu nombre. / Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”); las dos siguientes en el hombre  o la vida humana (“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. /Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”) y las dos últimas en el reino de tinieblas o mundo satánico (“Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”)

INTRODUCCIÓN:
“... PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS” (San Mateo 6:9)
·         ¿Qué significa? Que Dios es nuestro Padre celestial.
·         ¿Qué pide de Dios? Que Dios atienda a nuestra oración.
·         ¿Qué pide de nosotros? Que nos comportemos como hijos.

PRIMERA PETICIÓN:
“... SANTIFICADO SEA TU NOMBRE.” (San Mateo 6:9)
·         ¿Qué significa? Que Dios es un Ser sin pecado, Santo.
·         ¿Qué pide de Dios? Que nos ayude a santificar Su nombre.
·         ¿Qué pide de nosotros? Que obedezcamos la Palabra de Dios y llevemos una vida santa.

SEGUNDA PETICIÓN:
“VENGA TU REINO.” (San Mateo 6:10)
·         ¿Qué significa? Que Dios desea establecer Su gobierno espiritual en nuestras vidas.
·         ¿Qué pide de Dios? Que traiga Su reino a la tierra.
·         ¿Qué pide de nosotros? Que seamos siervos obedientes.

TERCERA PETICIÓN:
“HÁGASE TU VOLUNTAD, COMO EN EL CIELO, ASÍ TAMBIÉN EN LA TIERRA.” (San Mateo 6:10)
·         ¿Qué significa? Que la voluntad de Dios es buena para Su creación.
·         ¿Qué pide de Dios? Que Él nos ayude a vencer al diablo, el mundo y la carne.
·         ¿Qué pide de nosotros? Que nos acerquemos a Su Palabra, espada del Espíritu, y seamos victoriosos.

CUARTA PETICIÓN:
“EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLO HOY.” (San Mateo 6:11)
·         ¿Qué significa? El pan es todo aquello que satisface nuestras necesidades básicas.
·         ¿Qué pide de Dios? Que nos otorgue lo necesario para subsistir y compartir con nuestras familias y prójimos.
·         ¿Qué pide de nosotros? Que reconozcamos que toda buena dádiva viene de Dios (Santiago 1:17)



QUINTA PETICIÓN:
“Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES.” (San Mateo 6:12)
·         ¿Qué significa? Que no siendo merecedores, Dios nos da por gracia todo lo que necesitamos para vivir.
·         ¿Qué pide de Dios? Que tenga misericordia de nosotros y nos lave con la sangre de Jesús.
·         ¿Qué pide de nosotros? Que reconozcamos nuestros pecados, pidamos perdón, recibamos Su perdón con fe y perdonemos a todos los que nos han hecho daño.

SEXTA PETICIÓN.
“Y NO NOS METAS EN TENTACIÓN” (San Mateo 6: 13a)
·         ¿Qué significa? Dios no tienta a nadie, pero sólo Él puede defendernos de ella.
·         ¿Qué pide de Dios? Que nos guarde y libre de caer en pecado.
·         ¿Qué pide de nosotros? Que nos pongamos toda la armadura de Dios para estar firmes contra las asechanzas del diablo.

SÉPTIMA PETICIÓN:
“MAS LÍBRANOS DEL MAL; ...” (San Mateo 6: 13b)
·         ¿Qué significa? Es el resumen de todas las peticiones.
·         ¿Qué pide de Dios? Que nos libre de todo mal corporal, espiritual o material.
·         ¿Qué pide de nosotros? Confianza en Dios.

CONCLUSIÓN:
“PORQUE TUYO ES EL REINO, Y EL PODER, Y LA GLORIA, POR TODOS LOS SIGLOS. AMÉN.” (San Mateo 6: 13c)
·         ¿Qué significa? Reconoce que toda autoridad le pertenece a Dios. “Amén” significa “sí, que así sea”.
·         ¿Qué pide de Dios? Que sea Rey, Señor y Gobernante de nuestras vidas.
·         ¿Qué pide de nosotros? Que le reconozcamos como tal y le ofrezcamos nuestras vidas como los 24 ancianos que le presentan sus coronas.

LA RUTA DEL PADRE NUESTRO
En las próximas líneas usted podrá encontrar la ruta del Padre Nuestro en forma de oración personal.

INTRODUCCIÓN: “... PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS” (San Mateo 6:9)
Alabado seas, Padre, por toda tu creación. Tú eres el Todopoderoso que has creado todas las cosas y las sostienes con amor; eres el Omnisciente que sabe todo lo que sucede en tu universo y conoces hasta los pensamientos más secretos de nuestro corazón; Tú eres Omnipresente, pues estás en todo lugar con tu pensamiento. Padre: lo abarcas todo y eres tan bueno, tan misericordioso, tan compasivo, paciente y generoso con nosotros, tus hijos. Bendito seas por los siglos de los siglos.

Tú, Padre mío, estás en los cielos, es decir en esa realidad o dimensión sobrenatural que nadie puede alcanzar, pues es toda luz, amor y santidad. Gracias por Jesucristo que ha permitido nuestro acceso a Tu trono de gloria, Padre eterno.
Tú eres un Padre preocupado de tus hijos; no eres un padre ausente o castigador, sino que un Padre amoroso. Por eso te adoramos, Padre de toda misericordia.

1.       “... SANTIFICADO SEA TU NOMBRE.” (San Mateo 6:9)
Esta es nuestra primera petición: santificado sea el nombre de Dios. Santificamos tu nombre, Dios tres veces Santo. ¡Qué nuestra vida sea conforme a tus mandamientos, para así santificar verdaderamente tu nombre! “¡Qué los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón sean siempre agradables a Ti, Señor!” Alabado seas ELOHIM, Dios Fuerte y Poderoso, Tú tiene la Plenitud del Poder(Génesis 1:1; Sal. 19:1); alabado seas ELYON, Dios Altísimo (Génesis 14:17-20; Isaías 14:13-14); alabado seas ELROÍ. El Dios que ve (Génesis 16:13); ELSHADDAI, Todopoderoso, Omnipotente (Génesis 17:1; Salmos 91:1) que dijiste a nuestro padre Abraham: “Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto." ¡Alabado seas ELOLAM. Dios eterno (Isaías 40:28); ADONAI, Maestro y Señor, Tú eres el Dueño de la creación (Malaquías 1:6). Eres YAHWEH, “El que siempre vive”,  JEHOVÁ te adoramos.

2.      “VENGA TU REINO.” (San Mateo 6:10)
Te pedimos, Señor, que tu gobierno venga a nuestras vidas. Manifiéstate, Padre, en todas las áreas de nuestra existencia. Toma, Padre Celestial, mi vida familiar, mi vida laboral, mi vida sentimental y sexual, mi vida económica; toma y gobierna mis pensamientos, mis sentimientos, mis actitudes, mis acciones, mis juicios; se Tú Señor de toda mi persona, que ya no viva yo sino Cristo en mí, gobierna mi corazón, conciencia, espíritu, mente, voluntad y cuerpo. Si tu gobierno se hace cargo de mi vida, podrás controlar que el pecado no me domine y seré más feliz. Te lo ruego, Padre amado.

3.      “HÁGASE TU VOLUNTAD, COMO EN EL CIELO, ASÍ TAMBIÉN EN LA TIERRA.” (San Mateo 6:10)
Padre: A pesar que no es necesario pedirte que se haga tu voluntad porque Tú la haces de todas formas, te rogamos que tu buena y misericordiosa voluntad se haga entre nosotros, tus hijos. Desbarata, Señor, todo mal propósito y mala voluntad que impidan santificar tu nombre; quita todo obstáculo puesto por el diablo, el mundo y nuestra carne. Fortalécenos en tu Palabra, para que hagamos tu voluntad.
 
4.      “EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLO HOY.” (San Mateo 6:11)
Te damos gracias, Padre, porque Tú provees a todas nuestras necesidades, porque estás pendiente de nosotros, aún cuando no te lo pidamos. Pero sí te lo agradecemos. ¡Alabados seas, Padre sustentador! Tú eres Jehová Jireh, que nos provee (Génesis 22:13-14). Tú estás preocupado de todas nuestras necesidades, tanto materiales como espirituales. Eres un Padre que nos da seguridad. A tu lado nos sentimos protegidos porque eres Padre de seguridad. Nosotros somos por naturaleza inseguros y necesitados de protección. ¡Gracias por dárnosla!

Te rogamos por trabajo para poder obtener pan, techo y abrigo. Dadnos también el amor y la seguridad de un hogar, una familia y buenos amigos y hermanos. Una iglesia es para nosotros un hogar espiritual. ¡Gracias por brindarnos todo ello!



5.      “Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES.” (San Mateo 6:12)
Perdóname, Padre, por haber ofendido, por haber pecado contra Ti y Tu Palabra Santa, por haber actuado en forma impropia como hombre y cristiano. Imploro a Tu comprensión y gran misericordia, para que me laves con la sangre preciosa de Jesucristo y me perdones de mis malas acciones. Permite que pida perdón a quien corresponda y jamás vuelva a caer. Quiero sacar lección, reflexionar en el mal que he hecho, descubrir la razón de ello y remediarla. Dame la fuerza para vencer a mi naturaleza pecadora y caída.

Te pido perdón pero también perdono a todos los que me han hecho mal, a los que han querido dañarme, aquellas personas cercanas y lejanas que han intentado destruirme. Quizás lo han hecho inconscientemente o con intención mayor o menor. Que mi corazón no guarde rencor hacia ellos sino que tan sólo los perdone. Enséñame, Señor misericordioso, a perdonar y abrir caminos de amistad y paz hacia los que me han hecho daño en la vida.

6.      “Y NO NOS METAS EN TENTACIÓN” (San Mateo 6: 13a)
No permitas, Señor, que caigamos en la tentación. Siempre habrá tentaciones, pero necesitamos estar fuertes y bien plantados en Tu Palabra para vencerla. Quiero ser victorioso frente a mis debilidades. Dame el don de la templanza para no caer en pecados de gula, lujuria o pereza. Dame amor con contentamiento para no caer en la avaricia ni en la envidia. Concédeme, Señor, humildad y fe para no caer en el orgullo. Quiero ser prudente en mi relación con la gente, te pido que me concedas esa virtud. También quiero ser un cristiano justo; dame la sabiduría y la inteligencia espiritual para actuar en forma justa. Únicamente Tú puedes librarme de caer en la tentación. Desarrolla en mí Tus virtudes, para vencer la tentación.

7.      “MAS LÍBRANOS DEL MAL....” (San Mateo 6: 13b)
Líbranos, Señor, de todo tipo de mal, de pensar mal, de sentir como no corresponde, de tener un corazón malo y no según Cristo, de actuar malamente. Líbranos del mal que está en nuestra carne o naturaleza humana; líbranos del mal que está en el mundo con todas sus tentaciones y oropeles; pero sobre todo líbranos del maligno y sus huestes de maldad. Líbranos, ¡oh Padre Celestial! del gobierno de las tinieblas, sálvanos del mal, que ninguna potestad pueda vencernos. Recuérdanos que él ha sido derrotado en la cruz definitivamente y que no tiene arte ni parte en nuestra vida. Dadnos Tu Palabra en abundancia para que podamos vencerle, pues ella es la espada del Espíritu Santo. Reclamamos Tu victoria sobre nuestras vidas.

CONCLUSIÓN:
“PORQUE TUYO ES EL REINO, Y EL PODER, Y LA GLORIA, POR TODOS LOS SIGLOS. AMÉN.” (San Mateo 6: 13b)
De ningún otro es la autoridad sino de Ti. En Ti, Padre, reside toda autoridad. Tienes autoridad sobre nuestras vidas. Que ningún área de nuestro ser quede fuera de esa autoridad Divina. A Ti te rendimos culto. En Ti reconocemos a nuestro Padre y Señor. Alabado y bendito seas por siempre, Señor. Toda nuestra adoración es para Ti. Tú eres el Amén y en Ti confiamos, en el precioso nombre de Aquel que nos enseñó esta oración: el Padre Nuestro. Así sea.

TAREA PARA LA SEMANA:

1)      Hacer la ruta del Padre Nuestro.
2)      ¿Qué ha aprendido acerca de la oración, a través de estas lecciones?
3)      ¿Qué diferencias ve usted entre “deudas” y “ofensas”?
4)      Escriba su propio Padre Nuestro y órelo cada día al levantarse y antes de dormir.


BIBLIOGRAFÍA.
1)      “En Contacto”, Dr. Charles Stanley, U.S.A., Atlanta, Georgia, febrero 2003
2)      “Catecismo Menor”, Dr. Martín Lutero.
1)      David Yonggi Cho, “Modelos para orar”, Editorial Vida, 1995.
3)      “Secretos del Crecimiento de la Iglesia”, David Yonggi Cho, Editorial Caribe, U.S.A., 2000.
4)      Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
5)      La Santa Biblia”, © Sociedades Bíblicas Unidas 1960, http://www.gentle.org/biblia/





martes, 21 de abril de 2020

LA RUTA DEL PERDÓN


LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO
IV PARTE




Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: San Mateo 6:12; San Lucas 11:4

 

Propósitos de la charla: Hacer una introspección y reconocimiento de nuestra condición espiritual, a través de la oración de perdón.

¿P
erdona Dios nuestras deudas o nuestras ofensas? En el Evangelio según San Mateo leemos: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” En cambio San Lucas transcribe esta oración así: “Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.” En ninguno de los dos textos, la versión de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera (1602), ha utilizado el término ofensa u ofensas, como se “reza” u ora en la actualidad. ¿Qué término será más adecuado?

Para discernir este asunto examinemos, primero, el significado de las palabras “deudas” y “ofensas”. Deuda (del latín debĭta, plural neutro de debĭtum, débito), tiene tres acepciones: 1. f. Obligación que alguien tiene de pagar, satisfacer o reintegrar a otra persona algo, por lo común dinero. 2. f. Obligación moral contraída con alguien. 3. f. Pecado, culpa u ofensa. Y perdónanos nuestras deudas.

Ofensa (del latín offensa) significa: 1. f. Acción y efecto de ofender. Ofender (del latín offendĕre), es: 1. tr. Humillar o herir el amor propio o la dignidad de alguien, o ponerlo en evidencia con palabras o con hechos. 2. tr. Ir en contra de lo que se tiene comúnmente por bueno, correcto o agradable. Por ejemplo: Ofender el olfato, el buen gusto, el sentido común. 3. tr. desus. Hacer daño a alguien físicamente, hiriéndolo o maltratándolo. 4. prnl. Sentirse humillado o herido en el amor propio o la dignidad.

Decir que Dios perdona nuestras ofensas, supone que hemos ofendido a Dios, que hemos herido Su dignidad Divina, Su Santidad; que hemos ido en contra de Él y Sus mandamientos; que le hemos maltratado (Hechos 24:16). Sin embargo Dios no es hombre para que se duela u ofenda, Él no tiene necesidad de nosotros, puede prescindir de Sus criaturas; pero sí siente un gran amor por ellas. En este aspecto podemos ofender a Dios. Cualquier acto en contra de Él y sus mandamientos, cualquier acto en contra de Su Hijo o del Espíritu Santo, cualquier acto en contra de su Iglesia, Sus siervos, Sus hijos, son una ofensa para Él, un delito, un pecado. Desde este punto de vista podríamos afirmar que ofensa a Dios es sinónimo de pecado. Por ello el Evangelista Lucas diría “Y perdónanos nuestros pecados...”

En cambio la palabra deuda implicaría que los seres humanos, especialmente los cristianos, al decir “Y perdónanos nuestras deudas”, estaríamos reconociendo una deuda adquirida con Dios, nuestro Creador y Salvador. Si Él es nuestro Dueño, nosotros le debemos obediencia; si no lo hacemos nuestra deuda es mayor. Deuda habla de una obligación moral contraída con Dios, la cual es honrarle de pensamiento, palabra y obra; deudas son también pecados, culpas u ofensas (Deuteronomio 15:1,2).

El término ofensa es más limitado, ya que nos trae a la esfera humana, en donde los hombres y mujeres se infieren daños y hieren emocionalmente. En cambio, el término deuda, a pesar de que se aplica en el campo comercial en relación a los deberes de comprador y vendedor, es una palabra que se acerca más a la realidad de que todos los seres humanos debemos respeto al Todopoderoso. Hemos ofendido a Dios pecando y necesitamos restituir nuestra relación con Él, puesto que el pecado nos separa de Dios. A la vez hemos contraído una deuda con Él, deuda que no podemos pagar porque somos inclinados a lo malo, pero Jesucristo ha pagado el precio por esa deuda completamente. En este sentido se dice que “hemos sido comprados a precio de sangre”, porque estábamos vendidos al pecado, mas ahora fuimos rescatados por Jesucristo (1 Corintios 6:19,20).

Cuando el texto dice “Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben” está pidiendo que, así como nosotros perdonamos las deudas de otros y no les exigimos el pago, Dios tampoco nos cobre a nosotros nuestra deuda y perdone todos nuestros pecados. El perdona y olvida para siempre; nosotros perdonamos pero no olvidamos.

Necesitamos limpiar nuestra conciencia, lavarnos de todo pecado, permanentemente. Por eso es bueno hacer un examen de conciencia y realizar la “Ruta del Perdón”. El Padre está dispuesto a perdonarnos (1 Juan 3.1-3), Jesucristo a lavarnos con Su Sangre (1 Juan 1:7) y el Espíritu Santo a soplar nueva vida en nosotros, dándonos poder para vencer al mal (San Lucas 24:49; Hechos 1:8) y ungiéndonos con Su amor (1 Juan 2:20).

La Ruta del Perdón se basa en la doctrina de los siete pecados capitales (1 Juan 2:16). Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el que desee avanzar en la santidad, aprender a detectar estas tendencias en su propio corazón y examinarse sobre estos pecados. Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido. Son llamados capitales porque generan otros pecados o vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.

El término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. Según Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”. Lo que se desea o se rechaza en los pecados capitales puede ser material o espiritual, real o imaginario. A cada pecado corresponde, como veremos, una virtud para vencerle.

LOS SIETE PECADOS CAPITALES.
1. La soberbia u orgullo es el deseo de alto honor y gloria; una opinión demasiado buena que alguien tiene de sí mismo. El orgullo es admiración excesiva del propio yo; hace que la persona sea su propia ley y su propio juez en cuestiones de moral, como su propio Dios. El orgullo engendra censura, maledicencia, frases hirientes y difamación de la personalidad de otros. Nada infla más nuestro "ego". La soberbia hace que uno califique de imbéciles a quienes no están de acuerdo con nuestras opiniones. Se combate con la humildad, reconociendo que de nosotros mismos sólo tenemos la nada y el pecado.

Preguntémonos: ¿Asumo actitudes de jactancia o vanagloria? ¿Me produce engreimiento que se hable de mi? ¿Soy acaso hipócrita? ¿Pretendo ser lo que no soy? ¿Soy terco (a)? ¿Rehuso renunciar a mi voluntad o capricho? ¿Nunca doy mi brazo a torcer? ¿Soy voluntarioso (a)? ¿Me causa resentimiento todo lo que contraría mi voluntad? ¿Me peleo cada vez que mis deseos son amenazados? ¿Soy desobediente? ¿Soy renuente a someterme a las decisiones de quienes legítimamente son mis superiores? ¿Rehuso someterme a la Voluntad de Dios?

2. La envidia resiente las cualidades, bienes o logros de otro porque reducen nuestra autoestima. Es el disgusto ó pesar del bien ajeno y se combate con la caridad que es desear y hacer siempre el bien al prójimo

Preguntémonos: ¿Me molesta que otros sean felices o tengan éxitos tal cómo si esa felicidad o ese éxito, fuese algo que me lo hubiesen quitado a mí? ¿Me causan resentimiento aquellos que son más inteligentes que yo, porque envidio que lo sean? ¿Censuro lo que hacen otros porque para mis adentros, quisiera haberlo hecho yo, por el honor o el prestigio que eso trae? ¿Soy envidioso al grado de tratar de menguar la personalidad de alguien intrigando insidiosamente contra él? ¿Propago chismes? ¿Creo que son hipócritas aquellos a quienes, aunque sujetos a error como todo ser humano, tratan de cumplir con los preceptos de su religión? ¿Soy culpable en ese sentido? ¿Califico de presumidos a quienes son bien educados o instruidos, porque les envidio esas ventajas? ¿Es real el aprecio que manifiesto por otros? ¿Envidio a alguien por alguno de los motivos mencionados o por cualquier otro?

3. La avaricia es el apego desordenado a 1as riquezas y el deseo de acaparar bienes materiales. Es una perversión del derecho que Dios nos ha concedido de poseer cosas. Se combate con generosidad la cual es dar con gusto de lo propio a los pobres y necesitados. (San Mateo 6:21; Efesios 5:5; 1 Timoteo 6:9)

Preguntémonos: ¿Quiero tener dinero como una finalidad en sí? ¿Deseo tenerlo como un medio para lograr una finalidad, como satisfacer necesidades de mi espíritu y de mi organismo? ¿Carezco de honradez? ¿ Hasta qué grado y en qué forma? ¿Correspondo con toda honradez, con mi trabajo al pago que por desempeñarlo se me da ?¿Cómo empleo el dinero que gano? ¿Soy tacaño (a) con mi familia? ¿Siento apego al dinero en sí? ¿Hasta qué grado llega mi amor al lujo?
¿En qué forma ahorro dinero? ¿Me valgo de trampas ó no me detiene el hecho de que un negocio no sea limpio con tal de hacer y ganar dinero? ¿Trato de engañarme a mí mismo (a) y cierro los ojos en casos como estos? ¿Le llamo ahorro a lo que sé que es tacañería? Cuando se trata de negocios que pueden dejarme utilidades considerables, pero que obviamente son de mala fe, ¿trato de justificarme diciendo que "son negocios de gran envergadura"? ¿Confundo lo que es un atesoramiento irrazonable, con lo que es asegurar el porvenir propio y de mi familia? Si en la actualidad no tengo dinero, ni ningún bien económico, ¿qué me propongo hacer para llegar a tenerlo? ¿Me valdría de medios poco limpios para lograrlo?

4. La ira se expresa ante un daño o dificultad con cólera, enojo y apetito de venganza. Es una irritación, molestia o movimiento desordenado del alma ofendida. Se combate con paciencia que es sufrir con paz y serenidad todas las adversidades.
Preguntémonos: ¿Me dejo llevar por la ira? ¿Tengo arranques de cólera? ¿Siento deseos de venganza? ¿Juro que "esto me lo pagarán"? ¿Recurro a la violencia? ¿Soy susceptible, sensitivo o impaciente con exceso? ¿Me molesto por cualquier cosa? ¿Murmuro o refunfuño? ¿Ignoro que la ira es un obstáculo para el equilibrio de la personalidad y para el desarrollo espiritual? ¿Me doy cuenta de que la ira rompe el equilibrio mental y por consiguiente, impide juzgar acertadamente? ¿Dejo que me maneje la ira, cuando sé que me ciega a los derechos de los demás? ¿Como puedo justificarme ni el más insignificante berrinche, cuando sé que la ira rompe la concentración que necesito para poder cumplir con la voluntad de Dios? ¿Me contagia la ira de otros que por su debilidad se molestan conmigo? ¿Puedo esperar que la Serenidad de Dios llegue a mi alma, mientras ésta está sujeta a mis accesos de ira, motivados a veces por insignificancias?

5. La lujuria es un desorden en la satisfacción del apetito sexual Afición desordenada o deseo excesivo de los placeres de la carne. Se combate con ayuno.

Preguntémonos: ¿Soy culpable de lujuria en cualquiera de sus formas? ¿Trato de justificarme cuando doy rienda suelta a mi apetito sexual, diciéndome que mis desmanes son "necesarios para la salud" o la expresión de mi individualidad? ¿Tengo relaciones sexuales extra-maritales? Si soy casado, ¿me conduzco como un hombre o como una bestia? ¿Realmente creo que la lujuria es amor? ¿Sé en el fondo de mí mismo que la lujuria no es amor y que el amor no se reduce al sexo?
¿Creo que la cuestión sexual no es mas que una parte del amor, una de las formas en que se manifiesta y que moralmente se limita al matrimonio? ¿He cometido excesos de lujuria que hayan afectado a mi razón en alguna de las siguientes formas: a.- Pervirtiendo mi modo de ver y de entender, hasta hacer que no pueda discernir la verdad? b.- Menguando mi prudencia y por consiguiente dañando mi sentido de los valores, con el resultado de cometer desatinos? c.- Amando mi egoísmo y como consecuencia, falta de consideración de mi parte? d.- Debilitando mi voluntad hasta llegar a perder la facultad para tomar una decisión y convertirme en un ser sin voluntad? ¿Es posible que Dios, tal como lo concibo, le conceda lo que le pida a una persona relajada en sus costumbres sexuales, dentro o fuera del matrimonio? ¿Aprobaría Dios mis hábitos sexuales?

6. La gula es falta de moderación con la comida o la bebida. Abuso del placer que Dios ha conferido de comer y beber lo que necesitamos para nuestra subsistencia. Se combate con templanza y moderación en el comer y en el beber (Filipenses 3:19; 1 Corintios 6.10; Isaías 5:11)

Preguntémonos: ¿Me debilito moral o intelectualmente debido a mis excesos con la comida o con la bebida? ¿Acostumbro a comer con exceso, esclavizándome así a los placeres de la mesa? ¿Creo que el hecho de comer o beber con exceso no afecta a la moral en mi vida? ¿He bebido o comido con tal exceso que haya vomitado, para luego seguir bebiendo o comiendo? Bebo con tal exceso que esto llega a afectarme en alguna de 1as siguientes formas: a) Deteriorando mi mente y mi personalidad? b) Afectando directamente mi capacidad para concentrarme, mi memoria y mi manera de juzgar las cosas? c) Perdiendo mi dignidad y mi responsabilidad social? d) Llegando a ser un estado crónico en mi vida la desesperación? e) Debilitando considerablemente mi voluntad? f) Llegando a predominar en mí un concepto materialista de la vida?

7. La pereza es el desgano por obrar en el trabajo o por responder a los bienes espirituales  Es un Vicio que nos aleja del trabajo, del esfuerzo. También se puede definir como la enfermedad de la voluntad que nos hace descuidar nuestro deber. Se combate con diligencia que es prontitud de ánimo para obrar el bien

Preguntémonos: ¿Soy perezoso (a)? ¿Soy dado a la holganza o indiferente cuando se trata de cosas de orden material? ¿Soy tibio o descuidado en mis oraciones? ¿Desprecio la disciplina? ¿Prefiero leer una novela que algo que requiera un esfuerzo mental? ¿Soy pusilánime para llevar a cabo lo que moral o espiritualmente es difícil? ¿Soy descuidado (a)? ¿Siento aversión por lo que signifique esfuerzo? ¿Me distraen fácilmente las cosas de orden temporal de las que son espirituales? ¿Llega mi indolencia al grado de desempeñar descuidadamente mi trabajo?

Esta ruta del perdón se hace considerando que somos pecadores, aunque no cometamos en tal gravedad todos estos vicios los asumimos a modo de una introspección y reconocimiento de nuestra condición. Es como un lavado o limpieza a fondo.

RUTA DEL PERDÓN.
Padre: Te pido perdón por todos mis pecados.

Perdona mi soberbia, Dios Todopoderoso, de no querer recibir consejo, de no aceptar la autoridad de otros sobre mi, de ser tan orgulloso.

Perdona mi envidia, Padre generoso, cuando siento tristeza por los éxitos de otros, cuando ambiciono los dones materiales y espirituales que otros tienen. Perdona que no me alegre con sus alegrías y sea tan envidioso.

Perdona mi ira, Jehová Shalom, al enojarme tanto cuando las cosas no me resultan bien; mi vista se nubla de rabia, mi cabeza me duele y mis entrañas se retuercen, porque soy una persona rabiosa y descontrolada.

Perdona mi avaricia, Padre amoroso, porque quiero acaparar todo para mí y nada comparto; mi falta de solidaridad y sencillez para vivir, porque soy tan ambicioso.

Perdona mi lujuria, Dios tres veces Santo, por no dominar mis apetitos sexuales y, aunque nada haga, lo pienso y disfruto mirando lo que no corresponde, porque soy sucio de mente y no hay pureza en mí.

Perdona mi gula, Señor Dueño de mi vida, porque no he dominado, controlado mi boca para no comer desmedidamente, privarme del alcohol y del cigarro, que me hacen daño, como de mi hablar desmedido.

Perdona mi pereza, Creador del universo, pues me dejo llevar por el desgano, incluso en lo espiritual, hasta que me embarga la depresión y la tristeza.

Perdóname, Señor, lava mis pecados con la sangre de Jesús y dame un corazón nuevo, para que:
En vez de soberbia, tenga humildad.
En vez de envidia, tenga amor
En vez de ira, tenga gozo
En vez de avaricia, tenga generosidad
En vez de lujuria, tenga pureza
En vez de gula, tenga dominio propio
En vez de pereza, tenga laboriosidad y diligencia

Y la gracia del Señor Jesucristo, el poder del Espíritu Santo y el infinito amor del Padre, hagan de mi un verdadero discípulo de Jesucristo. Amén.


TAREA PARA LA SEMANA:

1)      Haga diariamente la Ruta del Perdón.
2)      Responda las preguntas del examen de conciencia.
3)      Descubra cual es el pecado que constituye su mayor debilidad.
4)      Examine en el libro de Proverbios los textos relativos a los pecados capitales que aparecen en el siguiente cuadro.

1.      Soberbia u orgullo

8:13
11:2
14:3
15:25
16:18
21:4
21:24
29:23
30:13
2.      Envidia
23:17
24:19,20
27:4






3.      Ira
16:32
20:3
26:17
26:24-26
27:4
29:11
29:22


4.      Avaricia
21:6,7

21:26
23:6-8






5.      Lujuria

27:20
29:3
31:3






6.      Gula
23:20,21








7.      Pereza
10:26

13:4
15:19
18:9
19:15
19:24
20:13
24:30-34
26:13-16

BIBLIOGRAFÍA.
1)      Dr. Charles Stanley, “En Contacto”, U.S.A., Atlanta, Georgia, febrero 2003
2)      Dr. Martín Lutero, “Catecismo Menor”.
3)      David Yonggi Cho, “Modelos para orar”, Editorial Vida, 1995.
4)      David Yonggi Cho, “Secretos del Crecimiento de la Iglesia”, Editorial Caribe, U.S.A., 2000.
5)      Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
1)      Bernhard Häring, “La Ley de Cristo”, Tomo I, Editorial Herder, Barcelona, 1964.
2)      Diccionario en línea, Real Academia Española.
3)      http://www.corazones.org/diccionario/pecados_capitales.htm
4)      Examen de conciencia;  Vida Humana Internacional; http://www.vidahumana.org/index.html
5)      La Santa Biblia”, © Sociedades Bíblicas Unidas 1960, http://www.gentle.org/biblia/




LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO, RUTAS DE ORACIÓN

PRESENTACIÓN Se han dado muchas definiciones de oración, pero quizás la mejor sea la más sencilla. Orar es conversar con e...