jueves, 4 de junio de 2020

LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO, RUTAS DE ORACIÓN





PRESENTACIÓN



Se han dado muchas definiciones de oración, pero quizás la mejor sea la más sencilla. Orar es conversar con el Padre. No importa tanto qué palabras utilicemos, en que posición corporal nos encontremos o la cantidad de tiempo que dediquemos a ello; más bien lo que importa es nuestra actitud ante el Creador y Amado nuestro. Todo lo que se enseñe sobre la oración si no se practica, no tendrá ningún valor, puesto que orar es una práctica más que una teoría.

En este libro se propone diversos esquemas que pueden ordenar nuestra conversación con el Señor, la Persona más importante en la vida de un cristiano. No han de tomarse como esquemas litúrgicos rígidos, sino más bien como sugerencias para crear nuestros propias “rutas de oración”. Falta todavía entrar en una relación más conversacional, sencilla y genuina  con Dios; como también incursionar en lo que se llama oración contemplativa, la cual no requiere de palabras, puesto que el Señor está aquí.

Esperamos que este libro sea de mucho provecho para su vida de relación íntima con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Pastor Iván Tapia
Iglesia Cristiana Discípulos de Jesucristo


Chile, Valparaíso, octubre de 2007.



Título Nº
Serie
Autor
Fecha
Ediciones
Dirigido a

06
Herramientas del Discipulado
Pastor Iván Tapia Contardo
Octubre, 2007.
“Iglesia Cristiana Discípulos de Jesucristo”
Discípulos fieles.

LOS SIETE YO SOY DE JESÚS


LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO
I PARTE



Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: San Lucas 11:1-4

Propósitos de la charla: a) Desarrollar una vida devocional y comunión personal con el Señor más rica, vital y dinámica; b) Aprender formas creativas de oración para relacionarse mejor con Dios.

L
os discípulos de Jesús le preguntaron al Maestro cómo debían orar. Él les entregó un modelo, el llamado Padre Nuestro, del cual podemos aprender mucho sobre cómo orientar nuestra oración personal. En el capítulo 11 del Evangelio según San Lucas podemos encontrar varios principios para nuestra vida devocional, como también en el Sermón del Monte. En toda la Biblia hay mucho material para aprender a orar, desde oraciones hechas por diversos personajes, oraciones respondidas, consejos sapienciales, hasta las más bellas e inspiradas oraciones en forma de Salmos.

En resumen podemos decir que hay a lo menos cinco formas básicas de oración:
1.      Oración de alabanza, acción de gracias y adoración.
2.      Oración de petición e intercesión.
3.      Oración de perdón y sanación.
4.      Oración de reflexión y lectura de la Palabra de Dios
5.      Oración contemplativa y silencio.
Estas cinco instancias se dan en el culto u oración comunitaria, dentro de la liturgia propia de la iglesia en que participemos.

En esta serie estudiaremos sólo la oración personal, aquella que hacemos en nuestra intimidad con Dios, sin presencia de otras personas. El propósito es que desarrollemos una vida devocional y comunión con el Señor más rica, vital y dinámica. De la profundidad, sinceridad, perseverancia, intensidad y tiempo de oración dependerá en gran manera la eficacia y éxito de nuestro servicio a Dios, como el crecimiento espiritual del discípulo. Oración personal y comunitaria, estudio y práctica de la Palabra de Dios, participación en el sacramento de la Santa Cena, sujeción al Cuerpo en el discipulado, testimonio y evangelización, son factores que propician el desarrollo cristiano. La oración, unida a la alabanza, el ayuno y la meditación de la Palabra de Dios, conforman lo que llamamos “vida devocional” y es el factor primordial para el buen crecimiento del discípulo.

Partiremos por decir que necesitamos separar o dedicar tiempo para la oración personal. Esto implica disciplina, tendremos que renunciar a ciertas horas de sueño o ajustar la distribución diaria de nuestro tiempo.

ALGUNOS CONSEJOS PREVIOS.
1.      Conózcase a sí mismo. Cada persona es diferente en cuanto a sus gustos, Dios nos ha hecho distintos y esto es importante para enfrentar la oración. No se trata de que todos oremos en una misma posición corporal; tampoco se trata de hacer un “sacrificio”. La oración es comunión con un Amigo, no es martirio. Habrá hermanos que prefieran orar de rodillas, de pie, sentados o acostados; otros preferirán hacerlo caminando e incluso haciendo alguna actividad. Todas estas formas son válidas, siempre y cuando permitan la concentración en Dios. Piense que la oración es un encuentro con una Persona muy importante, la más importante del universo, y Él querrá toda su atención. Busque la posición que a usted más le acomoda para permanecer en oración con Él.
2.      Encuentre el clima personal. La intimidad con Dios cada uno la encuentra en un clima diferente. Para ciertas personas lo ideal es el retiro a un lugar natural o de campo, allí se sienten en plena comunión con el Creador y en libertad de hablar con Él, alabarle y aún gritar, lo que la Biblia llama “clamar”. Otros requieren de un clima místico más eclesial y encienden velas, queman incienso y escuchan música adecuada. A otros les basta con encerrarse en su dormitorio y arrodillarse a la orilla de su cama. No importa como usted lo haga... ¡pero hágalo! Dios se agradará si usted conversa con Él, no importando como lo haga. No hay reglas para esto.
3.      Lleve registros de oración. Personalmente, como soy escritor, gusto de reflexionar en forma escrita. Llevo un diario de meditaciones personales donde además registro mis peticiones y los textos bíblicos que el Espíritu Santo me muestra en la oración. Creo que es muy conveniente que todos tengamos por lo menos un registro de lo que hemos pedido al Señor y cuando y cómo lo ha respondido, constituyendo un testimonio de Su fidelidad y poder.
4.      Defina qué tipo de oración hará. Al proponerse orar decida si su oración será de alabanza, acción de gracias y adoración; de petición e intercesión, de perdón y sanación; de reflexión y lectura de la Palabra de Dios o simplemente oración contemplativa y silencio. Al concentrarse en uno de estos cinco tipos, usted se sentirá más relajado y libre, no presionado a hacer todo como una obligación. En la vida actual no disponemos de tanto tiempo para hacer todas las formas de oración de una sola vez, salvo que hagamos un retiro personal de una mañana o un día, o hagamos vigilia. La eficacia de una oración así será mayor que la de improvisar con todo lo que se nos viene a la mente.

RUTAS DE ORACIÓN.
En esta primera parte quiero compartir con ustedes una oración de alabanza, acción de gracias y adoración a Dios, específicamente a Jesucristo, nuestro Amado Señor y Salvador. En la Biblia podemos encontrar numerosas “rutas de oración”.

¿Qué es una “ruta de oración”? Es un camino prefijado que nos servirá para comunicarnos con Dios, es un tema o una serie de textos que podemos leer en la Biblia, tenerlos escritos en una tarjeta o bien saber de memoria. Estos textos, que pueden ser: los nombres de Dios y sus significados en el Antiguo Testamento; las siete palabras de Jesucristo en la cruz; los cuarenta nombres dados a Jesús en el Apocalipsis; las características de Jehová como Pastor de nuestras almas en el salmo 23; y tantos más que cada uno puede descubrir en las Sagradas Escrituras; constituyen caminos o rutas a seguir ante la presencia de Dios, son como un protocolo de conversación.

Como ejemplo tomaremos en esta oportunidad los siete nombres con que Jesucristo se presenta a sus seguidores en el Evangelio según San Juan. De aquí en adelante esto ya no es prédica sino una oración a Jesucristo. ¡Acompáñenme!

YO SOY EL PAN DE VIDA
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” (San Juan 6:35)
·         Gracias Señor porque Tú eres el Pan de Vida
·         Eres mi alimento diario. Más que Tu Palabra, más que la Santa Cena, Tu vida misma dentro de mí, me alimenta. Tu Presencia dentro de mi espíritu es el alimento diario para mí.
·         Te agradezco porque desde que entraste en mi vida, nunca me has dejado con hambre, como lo prometiste “el que a mí viene, nunca tendrá hambre”.
·         Tus Palabras son espíritu y vida para mi alma y todo mi ser. De Ti viene la vida.
·         Como mi cuerpo necesita alimento, mi espíritu tiene hambre de Ti y sólo Tú puedes saciar el hambre de Dios que hay dentro de mí. Por eso te alabo, porque eres mi Pan de cada día. Amén.
·         Así como tu cuerpo sacia mi hambre, tu preciosa sangre calma mi sed, “el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”

YO SOY LA LUZ DEL MUNDO
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (San Juan 8:12)
·         Tú dijiste, Señor,: “Yo soy la luz del mundo” porque iluminas todo con Tu amor. Tu amor es nuestra luz, más que el conocimiento intelectual.
·         Tú eres Señor la luz de mi vida ¿Qué haría yo sin la luz de Tu Presencia? Gracias por darme la luz que viene del cielo, esa luz sobrenatural de tu vida. Te alabo, Jesucristo, porque me has iluminado, porque me has vestido de luz, porque ya no camino en la oscuridad de las tinieblas, sino en la cálida luz del amor Divino.
·         Aseguras: “el que me sigue, no andará en tinieblas” y así es. Cuando hay algo que no comprendo, cuando tengo un sufrimiento por falta de amor en este mundo, cuando peco, Tu luz da claridad a mi mente, a mi corazón o a mi conciencia y soy liberado de toda oscuridad. Los cristianos no caminamos más en tinieblas.
·         Tenemos “la luz de la vida” en nuestro interior. Cristo es algo más que una lámpara, un faro o una antorcha encendida, es la Luz misma habitando dentro de nosotros. Una lámpara se apaga cuando se termina el combustible, un faro cesa de dar luz si se corta la energía, tampoco una tea puede encenderse e iluminar sin aceite. Nunca más se apagará nuestra alma porque lleva la Luz del mundo. “Ego sum Lux mundi” se lee en un antiguo templo al Cristo Pantocrator de Cataluña. Porque Tú eres la única Luz que puede iluminar este mundo en tinieblas.

YO SOY LA PUERTA DE LAS OVEJAS
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” (San Juan 10:9)
·         Amado Jesús: Tú eres la puerta de entrada al Reino del Padre. No hay otra Puerta de acceso. Hay tantas bellas puertas en la arquitectura de este mundo, de las más humildes a las más artísticas y lujosas, todas dan entrada y resguardan bienes de distinto nivel, pero ninguna hay tan preciosa e importante como la que nos permite la entrada al Reino de los Cielos. Y tú eres esa Puerta maravillosa. Te doy gracias por haberte abierto para mí, pecador.
·         Como entré por ti fui salvo. Pero primero entraste Tú a través de la cruz. La madera de tu puerta es la madera de la cruz, tu propia carne y tu sangre son la puerta, rasgaste el velo del templo y permitiste la entrada, por medio de la fe en Ti, a ese Reino eterno. Gracias por morir por nosotros y constituirte en Puerta de entrada a la fe. Sin Ti no habría puerta y aunque rogáramos y gritáramos nadie nos escucharía desde el cielo. Dios Padre te envió para ser nuestra Puerta de acceso a Él, nuestra salvación y comunicación.
·         Por medio Tuyo podemos entrar en una vida nueva.
·         Por medio de Ti, podemos sentirnos libres y encontrar alimento para nuestro desarrollo espiritual. ¡Te alabamos por eso!

YO SOY EL BUEN PASTOR
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.” (San Juan 10:11)
·         Tú eres nuestro Pastor, el buen Pastor que nos conduce, como un rebaño de ovejas sumisas y obedientes, hasta la casa del Padre. Eres nuestro amado guía, que nos lleva por las colinas, montañas y valles del mundo, en busca de buenos pastos; que nos protege y nos busca si estamos perdidos, que nos espera con paciencia y cura nuestras heridas cuando nos accidentamos. Tú eres mi buen Pastor. ¡No hay Pastor más excelente que Tú, Señor Jesús!
·         Haz dado Tu vida humana por nosotros y aún más, renunciaste en parte a Tu vida Divina, al dejar los cielos para hacerte ser humano. “El buen pastor su vida da por las ovejas” dices en el Evangelio, porque así es un buen pastor de ovejas, es capaz de arriesgarse por ellas y hasta dar su vida por amor a éstas. ¡Te alabamos, Jesús Pastor!

YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (San Juan 11:25)
·         Cuando yo estaba muerto espiritualmente, aunque pensaba que vivía, viniste Tú, Señor, a mi existencia y me diste la vida eterna, porque eres “la resurrección y la vida”. En la Biblia hubo quienes murieron y resucitaron, pero sólo Tú resucitaste para vida eterna. Yo era como Lázaro, quien volvió a morir, estaba tan muerto y podrido como él, pero viniste Tú y me resucitaste. Ahora ya no soy un muerto en vida sino uno resucitado por Tu amor. Por eso te alabo, Cristo Resucitado.
·         Tú eres “la vida”. Me diste la vida biológica al nacer, me diste la vida bios; mas ahora me has otorgado la vida sobrenatural, la vida que entró en mí desde el día de mi conversión, cuando me otorgaste tu Espíritu Santo. Gracias por esa vida que viene de lo alto, por la vida zoé.
·         Haz dicho en Tu Evangelio: “el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” Y eso es lo que hiciste conmigo, Señor, estaba muerto, me resucitaste para siempre y me has dado la vida eterna.

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (San Juan 14:6)
·         Cuando mi vida no tenía sentido, cuando buscaba una respuesta a las interrogantes trascendentales “¿Qué somos, de dónde somos y hacia dónde vamos?”, apareciste y te revelaste a mi vida: “Yo soy el camino”. No sabía qué camino tomar y cuando lo hacía sólo cometía errores. Era una persona insatisfecha de la vida, hasta que llegaste Tú, Camino, Verdad y Vida, con todas Tus respuestas. Gracias, Dios, por mostrarme el Camino.
·         Tú eres la Verdad, no eres Alguien que me muestra otra verdad sino que eres Tú mismo la Verdad personificada. Por ello te alabo. Cristo, Tú eres mi Verdad eterna y camino en ella.
·         Tú eres la Vida verdadera, fuera de Tu Persona nada hay. Por eso puedo decir, además, que eres mi Todo, porque respondes todas las interrogantes, contestas todas las dudas, completas todos mis vacíos. Nada puede dañarme si estás Tú en mi vida; nada puede faltarme si Tú me llenas completamente. Tú eres mi Camino, mi Verdad y mi Vida. Amén.
·         nadie viene al Padre, sino por mí

YO SOY LA VID VERDADERA
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. / Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. / Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.” (San Juan 15:1-3)
·         Amado Salvador y Señor, lo dijiste claramente aquella noche de Pascua: “Yo soy la vid verdadera.” Es como si estuvieras mostrando a Tus discípulos una parra cargada de racimos de uvas y les dijeses: Esa es una vid pero la verdadera Vid soy Yo. Sí, te revelaste a todos nosotros como una planta, un organismo vivo, una completa unidad formada por raíz, tronco, sarmientos, hojas y pámpanos. Tú y nosotros somos una completa unidad. Tú la planta labrada por el Padre, nosotros los pámpanos sujetos a Ti; nosotros el Cuerpo y Tú la Cabeza de ese Cuerpo. Gracias por el privilegio de pertenecer a Ti. No lo merezco mas Tú, en tu sabiduría y misericordia, me limpias, me alimentas y me capacitas para ser parte de Ti. ¡Alabado seas!
·         Gracias doy a mi Padre Celestial que es el Labrador de Su viña. Gracias doy a Él porque no nos encontró dignos pero sí nos hizo dignos, en Cristo, para formar parte de la Vid Verdadera.
·         Labrador Todopoderoso y Omnisapiente, respetamos Tu autoridad para quitar todo pámpano que no lleva fruto. Te presentamos nuestras vidas y te rogamos que nos hagas fructificar en virtudes, buenas obras y nuevos discípulos para Tu Reino, de modo que Tu planta crezca y de mucho fruto.
·         Si es Tu voluntad, Señor, límpiame para que lleve más fruto. Saca de mí todo aquello que estorba a Tu gloria, todos esos defectos y pecados que impiden que Tú te transparentes en mi vida. Quita la soberbia de mi corazón, que no sea una persona orgullosa sino humilde para Contigo. Quita toda envidia por el éxito de mis hermanos y prójimos, que aprenda a aceptar lo que soy y a descubrir lo maravilloso que es el camino personal que me has dado, sin desear los dones de otros. Te pido que saques de mí toda ira y enojo descontrolado, para no herir, para no amargarme y matar. Saca la avaricia de mi corazón, el deseo de acumular sin compartir, la inseguridad y falta de fe en Ti que eres Jehová Jireh, “Dios proveerá”, Proveedor para nuestra tranquilidad. Que no sea objeto de la lujuria sino que viva equilibradamente mi sexualidad, líbrame de las tentaciones de la carne, del adulterio y la fornicación. Que la gula no me gobierne, sino que sea capaz de dominar mi apetito por medio del ayuno y la disciplina. Que no esté la pereza física ni espiritual en mi vida, sino que sea laborioso, activo y controlado, que sepa tener momentos de quietud y no caiga en la acedia, tedio o tristeza profunda. Límpiame, Señor, de todos los pecados capitales.
·         Gracias porque, como lo declaraste a los apóstoles, “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”, ya hemos sido limpiados por Tu Palabra. Que ésta tenga el poder en mi de mostrarme mis errores y vencer el mal. Te alabo, Jesús Maestro, por esta bella forma de darte a conocer a mi vida.

·         Te bendigo y te exalto porque eres mi Pan, mi Luz, mi Puerta, mi Buen Pastor, mi Resurrección, mi Camino, mi Verdad, mi Vida y la verdadera Vid a la que estoy sujeto. ¡Gloria a Jesucristo por siempre, a Su Padre que es mi Padre y al Espíritu Santo! Amén

TAREA PARA LA SEMANA:

1)      Hacer la ruta de oración que he aprendido hoy.
2)      Tomar nota de la experiencia.
3)      Descubrir cuál es el clima más apropiado para mi oración personal.
4)      Dedicar cada día más tiempo a la oración de alabanza, acción de gracias y adoración.

BIBLIOGRAFÍA.
1)      David Yonggi Cho, “Modelos para orar”, Editorial Vida, 1995.
2)      Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
3)      La Santa Biblia”, © Sociedades Bíblicas Unidas 1960, http://www.gentle.org/biblia/

RUTA DE LA CREACIÓN


LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO
II PARTE

Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: Salmo 19:1-4


Propósitos de la charla: Aprender una nueva ruta de oración, a partir de a) la contemplación del orden y de las bellezas de la creación; y b) la revelación de la  Palabra de Dios.

S
in el apoyo Divino, nuestra naturaleza no puede encontrar por sí sola el perfecto equilibrio moral, emocional, intelectual, volitivo y espiritual. En la oración es donde reconocemos y proclamamos la absoluta subordinación a Dios. “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.” (Hechos 17:28). En la oración encontramos la fuerza necesaria a nuestra humana debilidad, el poder del Espíritu Santo, como el Maestro nos enseñó: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (San Lucas 18:1). Afirma que se debe orar “siempre” y jamás cansarse de hacerlo.

El discípulo debe ser persona de oración, si quiere ser fiel a su llamado. Alguien ha dicho del hombre de Dios: “Cada uno de los latidos de su corazón debiera ser un acto de amor, que fuese como un eco del amor que el Señor le profesa.”

A continuación transcribimos algunas definiciones de oración:
·         La oración es una conversación del hijo de Dios con su Padre celestial.
·         La oración implica una elevación del alma, un contacto de fe con el mundo sobrenatural que nos permite entrar en el reino del Padre.
·         “La oración es la elevación del espíritu y del corazón a Dios para rendirle nuestros homenajes y pedirle remedio a todas nuestras capacidades”
·         “La oración es la petición a Dios de las cosas convenientes” (San Juan Damasceno)
·         “La oración es la ascensión de la mente hacia Dios.”  (San Juan Damasceno)
·         “La oración es una exposición ante Dios de nuestra propia voluntad, a fin de que la satisfaga.” (Santo Tomás de Aquino)

“Lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, se alcanzan a conocer por las criaturas” (Romanos 1:20) Apoyados en la contemplación del orden y de las bellezas de la creación, y en la revelación de la Palabra de Dios, podemos elevarnos hacia el Señor, en oración.

Dios es el gran Artista, todo cuanto ha hecho lo ha concebido en Su Verbo. En la creación se refleja la huella de su Autor. Todo el universo grita: “Jehová reina; temblarán los pueblos. El está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra. / Jehová en Sion es grande, Y exaltado sobre todos los pueblos. / Alaben tu nombre grande y temible; El es santo.” (Salmo 99:1-3)

En esta ocasión compartiré con ustedes “la ruta de la Creación” que se nos da a conocer en el primer libro de la Biblia (Génesis 1 y 2:1-3). Pero, antes de hacer la práctica de esta interesante oración de acción de gracias, alabanza y adoración, haremos algunas aclaraciones necesarias para el desarrollo de esta ruta de oración.

a) FORMAS DE AGRADECER A DIOS.
Cualquier elemento en la Biblia puede llegar a tener al menos dos significados: el literal y el simbólico. Por ejemplo: “sol” puede referirse al astro que alumbra la tierra, el cuerpo natural, o bien a su significado espiritual, Dios es nuestro Sol, porque ilumina nuestra vida espiritual con Su amor y Verdad. De allí es que en la Sagrada Escritura encontremos significados naturales y significados espirituales.

Es importante no abusar del símbolo; este debe ser fluido y no rebuscado, explicado por la misma Palabra de Dios, probablemente en otro pasaje. Por ejemplo: “pan” puede referirse al alimento diario hecho de harina y agua; como también puede significar la Palabra de Dios o al mismo Jesucristo. Un pasaje dice “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, otro dice “Yo soy el Pan de vida”, y otro aclara “Tomad y comed, éste es mi cuerpo”.

Daremos entonces gracias por ambos significados:
·         Por la cosa real o literal
·         Por el significado espiritual o símbolo que implica

b) MOTIVOS DE DAR GRACIAS.
Qué nos mueve a dar gracias es muy importante de precisar. La razón de nuestra acción de gracias queda explicitada en cada frase que hacemos en nuestra comunión con el Creador. Damos gracias a Dios por los siguientes motivos:
·         Por la creación de esos elementos
·         Por el sostenimiento de ellos
·         Por su redención, si lo cabe
·         Por el trabajo y función de cada uno

c) FORMAS DE ALABAR AL CREADOR.
Las exclamaciones o frases de alabanza son diversas y se reparten a lo largo de toda nuestra conversación con el Señor Creador. Para alabar al Creador utilizamos verbos tales como:
·         Te alabo
·         Te admiro
·         Te elogio
·         Te rindo culto
·         Te tributo alabanza
·         Te adoro
·         Te exalto

d) MOTIVOS DE ALABANZA AL CREADOR.
Si en las acciones de gracias centramos la atención en los elementos creados, en la alabanza lo hacemos en el Creador. Alabamos a Dios en Su creación por Su gran:
·         Inteligencia
·         Sabiduría
·         Creatividad
·         Orden
·         Ciencia

e) FORMAS DE ADORAR A DIOS.
La diferencia entre alabanza y adoración está en el grado de exaltación. La adoración es la máxima posibilidad de alabanza y reconocimiento para Dios. La adoración es la que se da en los cielos, frente al trono celestial y es prodigada por los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos. El modelo de la adoración está en los cielos (Apocalipsis 7:9-12)

En la oración personal expresamos adoración de las siguientes maneras:
·         Verbalizando “te adoro Señor de la Vida”. “Te adoro, Padre Celestial, Señor de la creación, porque eres el único capaz de crear una maravilla sin igual”.
·         Cantándole una canción de adoración aprendida.
·         Creando un canto de adoración o cántico nuevo.
·         Cantando en el espíritu, con lenguaje propio o en lenguas. Esta es una expresión muy personal y se desarrolla en la oración personal. En la oración comunitaria se da en ocasiones de profunda inspiración y cuando hay intérprete.

f) MOTIVO DE ADORACIÓN DEL CREADOR.
Le adoramos porque Él es el Único Dios capaz de crear portento tan grande como el universo y el planeta en que vivimos con todos sus habitantes. La adoración, como la alabanza, es a Dios Trino, al Padre que ha pensado la Creación, al Hijo que la ha ordenado como Verbo o Palabra de Dios, y al Espíritu Santo que, como fuerza dinámica y Persona Divina, la ha realizado.

g) CONOCIMIENTO DE LOS DÍAS DE LA CREACIÓN.
Previo a esta ruta de oración es necesario que usted haga una lectura pausada y concentrada del texto bíblico. A través de esa lectura podrá descubrir numerosos elementos literales y simbólicos que le ayudarán luego en la oración.

En resumen podemos decir que:
·         La creación o aparición de la luz, el día y la noche, y el cielo, sucedieron el día I de la creación. Si tomamos el domingo como primer día de la semana, el día de la resurrección del Señor, comprenderemos que Jesucristo es nuestra Luz, nuestro Día y nuestro Cielo.
·         La tierra y el mar fueron creados el día II de la creación, segundo día de la semana.
·         Las hierbas y los árboles fueron creados el día III de la creación, el tercer día de la semana.
·         El sol, la luna y las estrellas fueron creados el día IV de la creación, el cuarto día de la semana.
·         Los peces y las aves fueron creados el día V de la creación, el quinto día de la semana.
·         Las bestias, las serpientes y el hombre fueron creados el día VI de la creación, el sexto día de la semana. Interesante es pensar que Jesucristo, el Hijo del Hombre, entregó su vida en la cruz un Viernes, aplastando así la cabeza de la serpiente.
·         El descanso fue creado el día VII de la creación, el séptimo día de la semana, el sábado. Jesucristo es nuestro sábado, nuestro reposo.


LA RUTA DE LA CREACIÓN.
Acompáñenme ahora en esta “Ruta de la Creación”, en la cual oramos inspirados en cada uno de los elementos creados por Dios durante los siete días de la creación, descritos por el libro de Génesis.

1.      Luz. ¡Oh, Dios Eterno! Tú eres la Luz del universo. Te doy gracias por haber creado la luz que ilumina nuestro planeta y le da vida a todo tipo de ser viviente. Gracias por haberme dado la vida dos veces: primero desde el vientre de mi madre y luego desde Tu Espíritu. En Ti está la luz de la vida, tanto la vida natural como la sobrenatural. Bendigo Tu Nombre por eso. ¿Qué sería sin tu luz en este mundo?

2.      Día. Gracias, Padre, por brindarnos el día. Si no existiera el día andaríamos en completa oscuridad y quizás ni siquiera existiríamos porque es la luz la que hace posible la vida en la Tierra. El día me hace sentir seguro y me da ánimo, optimismo, confianza. Te alabo por tan maravillosa creación. Gracias por el día.

3.      Noche. Debo darte también gracias por la noche, porque, aunque ella me traiga temores y peligros a veces, en ella puedo recogerme en mi hogar y descansar. En la noche me gozo con mi esposa, en la noche reposa mi cuerpo, renueva fuerzas, en la noche mi alma viaja por otras realidades y Tu Voz me enseña Tus misterios. ¡Bendita noche la que Tú has creado! Vivimos en la noche de los tiempos esperando el amanecer de Tu Reino, cuando Tú traigas completa claridad a este mundo.

4.      Cielo. Gracias, Buen Dios, por haber creado esta expansión entre las aguas de arriba y las de abajo. La atmósfera nos permite respirar, hinchando de buen aire nuestros pulmones; las nubes traen lluvias que riegan los campos y cultivos, que limpian las ciudades de toda contaminación; el hermoso arco iris se dibuja en él como recuerdo de una promesa hecha por Ti; y el viento sopla recordándonos que somos movidos por Tu Espíritu Santo donde Tú quieras llevarnos. ¡Alabado seas por ello!

5.      Mar. ¡Qué inmenso mar pueden contemplar nuestros ojos! Tan inmenso como Tu Presencia, Señor de la Vida. Este mar que has creado, lleno de peces, petróleo, algas, olas, sal... es hermoso en todos sus niveles. Pero también simboliza el tormentoso mundo de tinieblas donde hay todo tipo de peces. El Maestro nos enseñó que, como Él, seríamos pescadores de hombres. ¡Qué gran pecera es ésta, el océano que has creado, Señor! Te doy gracias por recordarme cada vez que lo miro, que esos peces representan almas que Tú quieres salvar. ¡Alabado seas por el mar!

6.      Tierra. Te doy gracias, Padre de toda seguridad, por habernos dado este hábitat, donde pusiste minerales para provecho de nuestras invenciones y tecnologías; donde podemos realizar cultivos para alimentarnos y embellecer nuestras vidas; nos diste montañas y cordilleras para recorrer, escalar y admirar los valles y quebradas, volcanes por donde respira el planeta, los cuales nos hablan de Tu gran poder. Te agradezco por la tierra en la que estamos plantados y hacemos nuestra vida. Si el cielo es símbolo de la eternidad en que habitas junto a seres celestiales, el mar es símbolo de un mundo convulsionado y sin Dios, esta tierra significa la seguridad de Tu Reino, sobre todo la Roca de los siglos.
7.      Hierbas. Y Tú ordenaste que hubiese hierbas, que la tierra que había emergido de las aguas se cubriera de musgo, tundra, hierbas diversas. ¡Cómo nos son útiles esas hierbas medicinales, esas verduras que utilizamos en nuestras ensaladas! Te doy gracias, Padre, por las humildes hierbas que cubren los campos, las rocas, los cerros, las quebradas. Esas hierbas me hablan de humildad, de precariedad, de lo pasajero de la vida. Como dice tu Palabra: “Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; / Mas la palabra del Señor permanece para siempre.” (1 Pedro 1:24,25). Gracias por las hierbas que dan semilla y así se multiplican sobre la tierra.

8.      Árboles. Gracias por los árboles que dan frutos con semilla. Gracias por tanta fruta deliciosa que podemos saborear y que nos aportan vitaminas y el azúcar natural de Tu creación, por las mermeladas, zumos y dulces que fabricamos de ellas. Te doy gracias por los perales, los manzanos, los almendros, los sauces que nos brindan su sombra y su frescor, por los raulíes, los álamos y tanto árbol de los cuales fabricamos casas, muebles y adornos. Esos árboles bien plantados en la tierra, que simbolizan la vida cristiana, como dice el salmista: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; / Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. / Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. / No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento. / Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. / Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.” (Salmo 1:1-6). Tú nos haces árboles firmes en la raíz de la fe, haces crecer por medio de la sumisión a Ti y la sujeción a Tu Iglesia, el tronco de la obediencia, nos das las firmes ramas de las virtudes teologales –fe, esperanza y amor- y de las virtudes capitales –prudencia, justicia, fortaleza y templanza- las cuales fortaleces con tus dones sobrenaturales, los siete dones del Espíritu Santo, para producir mucho fruto –los nueve frutos de Tu Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza- y alcanzar las bienaventuranzas. ¡Qué hermoso follaje deseas dar a este gran árbol que es Tu Iglesia! Te alabo y adoro por ello.

9.      Sol. Gracias, Señor, por darnos el sol para alumbrar, calentar y dar vida a nuestro planeta. Si no lo hubieras creado, la tierra moriría. Gracias porque lo pusiste ni tan lejos de nosotros como para que nos muriésemos de frío y oscuridad, ni tan cerca como para que nos quemáramos y cegáramos. Has sido siempre tan sabio y amoroso con tus hijos. Tú eres nuestro Sol de justicia, Padre.

10.  Luna. Hiciste la luna para reflejar la luz del sol durante la noche, como en un espejo, para que no quedáramos totalmente a merced de la oscuridad. Aún durante la noche te preocupas de nosotros y estás allí. La luna representa ese lado maternal tuyo, que nos cobija y protege de todo daño. Tú nos iluminas durante las noches. Tú eres nuestro Sol y nuestra Luna.

11.  Estrellas. Gracias, Padre, por estos astros del cielo. Por los millones de estrellas que hay en los cielos y que aparte de hermosearlos nos enseñan tanto. Hay hombres y mujeres que son como estrellas luminosas en nuestro firmamento. De ellos aprendemos a ser discípulos fieles a Ti y esperamos un día reflejar Tu luz eterna en Tu cielo. Como las estrellas que orientan en la oscuridad de la noche a marineros y viajeros, por mares y desiertos, así son aquellos santos hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a Ti y muchos que aún viven y son nuestros ministros.

12.  Peces. Te alabamos por los seres vivientes del mar, cardúmenes de todo tipo, grandes monstruos marinos hasta los más pequeños y transparentes organismos. Por todo el alimento que encierran los océanos y por la diversidad de seres hermosos, desde la superficie hasta la oscuridad de las zonas abisales. ¡Cuánto pez hay en la mar, el mundo, para traer al Evangelio! Tú nos dijiste que nos harías pescadores de hombres. La mar representa ese mundo convulsionado que necesita de Ti.

13.  Aves. Por los millones de aves que pueblan los cielos, te agradecemos, Padre. Aves de diversos tamaños, colores y plumajes, que nos deleitan con sus vuelos y sus cantos. Son admiración de los humanos, quienes aspiramos a alcanzar la altura del conocimiento, el heroísmo, la santidad, el poder, etc. Pero el mejor vuelo es el que alcanza la salvación. Gracias porque hay tantos que ya han volado hacia Ti, Señor. te alabamos y damos gracias por la Iglesia Triunfante en los cielos, la cual representan esas aves. Ellos ya volaron hacia Ti, los de grandes y altos ideales.

14.  Animales de la tierra. Te doy gracias, Señor, por las bestias del campo, por todos los animales, salvajes y domésticos, que pusiste para nuestro provecho y también como ejemplo, como enseñanza para nosotros. ¡Cuánto podemos aprender de los animales! Tu Palabra está poblada de lecciones que emanan de los animales.

15.  Reptiles. Como muchos cristianos, hay animales que se arrastran, que reptan mordiendo polvo, sin poder ver en mayor altura. Gracias Maestro porque quieres llevarnos a una posición erguida, que seamos fuertes como el león, inteligentes como el mono, astutos como el zorro, veloces como la gacela.

16.  Hombres. Gracias por haberme hecho humano. Bien podrías haberme hecho piedra, insecto, nube, una mota de polvo, un rayo de luz, mineral, animal, pez, ave o una simple planta del camino, pero quisiste que fuese humano. Gracias por ser de la estirpe del Hijo del Hombre. Te admiro por las mujeres, los varones, los niños, los ancianos, los bebés, los jóvenes, los adultos; por todas las actividades que ellos desarrollan y hacen crecer el mundo físico; por sus sentimientos positivos que traen alegría a la vida en el campo y la ciudad; por las capacidades que Tú nos brindaste: creer, sentir, pensar, hablar, actuar, juzgar, aprender, enseñar y reproducirnos.

17.  Descanso. Finalmente, después de tanto trabajo creador, descansaste y nos diste como orden y enseñanza, que también nosotros deberíamos dejar un tiempo semanal para el descanso. Tú, Jesucristo, eres nuestro descanso, nuestro Sábado, nuestro reposo eterno. En Ti ponemos todas nuestras cuitas, dificultades, problemas, anhelos y cargas de todo tipo, sabiendo que sólo Tú puedes responderlas y resolverlas. ¡Alabado seas, Creador nuestro!

TAREA PARA LA SEMANA:

1)      Hacer la ruta de oración que he aprendido hoy.
2)      Diferenciar entre alabanza, acción de gracias y adoración a Dios.
3)      Observar qué aspecto de esta ruta me resulta más atractivo.
4)      Tomar nota de la experiencia.
5)      Dedicar cada día más tiempo a la oración de alabanza, acción de gracias y adoración.

BIBLIOGRAFÍA.
1)      “Jesucristo, ideal del Sacerdote”, Dom Columba Marmión, Colección Spíritus, Bilbao, España, 1959.
2)      San Juan Damasceno, libros I y III
3)      Santo Tomás de Aquino, Summa Teológica, Segunda Parte, 2-2 q.83 a.l y 2
4)      David Yonggi Cho, “Modelos para orar”, Editorial Vida, 1995.
6)      Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
7)      La Santa Biblia”, © Sociedades Bíblicas Unidas 1960, http://www.gentle.org/biblia/

LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO, RUTAS DE ORACIÓN

PRESENTACIÓN Se han dado muchas definiciones de oración, pero quizás la mejor sea la más sencilla. Orar es conversar con e...