jueves, 4 de junio de 2020

RUTA DE LA CREACIÓN


LA ORACIÓN DEL DISCÍPULO
II PARTE

Pastor Iván Tapia

Lectura bíblica: Salmo 19:1-4


Propósitos de la charla: Aprender una nueva ruta de oración, a partir de a) la contemplación del orden y de las bellezas de la creación; y b) la revelación de la  Palabra de Dios.

S
in el apoyo Divino, nuestra naturaleza no puede encontrar por sí sola el perfecto equilibrio moral, emocional, intelectual, volitivo y espiritual. En la oración es donde reconocemos y proclamamos la absoluta subordinación a Dios. “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.” (Hechos 17:28). En la oración encontramos la fuerza necesaria a nuestra humana debilidad, el poder del Espíritu Santo, como el Maestro nos enseñó: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (San Lucas 18:1). Afirma que se debe orar “siempre” y jamás cansarse de hacerlo.

El discípulo debe ser persona de oración, si quiere ser fiel a su llamado. Alguien ha dicho del hombre de Dios: “Cada uno de los latidos de su corazón debiera ser un acto de amor, que fuese como un eco del amor que el Señor le profesa.”

A continuación transcribimos algunas definiciones de oración:
·         La oración es una conversación del hijo de Dios con su Padre celestial.
·         La oración implica una elevación del alma, un contacto de fe con el mundo sobrenatural que nos permite entrar en el reino del Padre.
·         “La oración es la elevación del espíritu y del corazón a Dios para rendirle nuestros homenajes y pedirle remedio a todas nuestras capacidades”
·         “La oración es la petición a Dios de las cosas convenientes” (San Juan Damasceno)
·         “La oración es la ascensión de la mente hacia Dios.”  (San Juan Damasceno)
·         “La oración es una exposición ante Dios de nuestra propia voluntad, a fin de que la satisfaga.” (Santo Tomás de Aquino)

“Lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, se alcanzan a conocer por las criaturas” (Romanos 1:20) Apoyados en la contemplación del orden y de las bellezas de la creación, y en la revelación de la Palabra de Dios, podemos elevarnos hacia el Señor, en oración.

Dios es el gran Artista, todo cuanto ha hecho lo ha concebido en Su Verbo. En la creación se refleja la huella de su Autor. Todo el universo grita: “Jehová reina; temblarán los pueblos. El está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra. / Jehová en Sion es grande, Y exaltado sobre todos los pueblos. / Alaben tu nombre grande y temible; El es santo.” (Salmo 99:1-3)

En esta ocasión compartiré con ustedes “la ruta de la Creación” que se nos da a conocer en el primer libro de la Biblia (Génesis 1 y 2:1-3). Pero, antes de hacer la práctica de esta interesante oración de acción de gracias, alabanza y adoración, haremos algunas aclaraciones necesarias para el desarrollo de esta ruta de oración.

a) FORMAS DE AGRADECER A DIOS.
Cualquier elemento en la Biblia puede llegar a tener al menos dos significados: el literal y el simbólico. Por ejemplo: “sol” puede referirse al astro que alumbra la tierra, el cuerpo natural, o bien a su significado espiritual, Dios es nuestro Sol, porque ilumina nuestra vida espiritual con Su amor y Verdad. De allí es que en la Sagrada Escritura encontremos significados naturales y significados espirituales.

Es importante no abusar del símbolo; este debe ser fluido y no rebuscado, explicado por la misma Palabra de Dios, probablemente en otro pasaje. Por ejemplo: “pan” puede referirse al alimento diario hecho de harina y agua; como también puede significar la Palabra de Dios o al mismo Jesucristo. Un pasaje dice “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, otro dice “Yo soy el Pan de vida”, y otro aclara “Tomad y comed, éste es mi cuerpo”.

Daremos entonces gracias por ambos significados:
·         Por la cosa real o literal
·         Por el significado espiritual o símbolo que implica

b) MOTIVOS DE DAR GRACIAS.
Qué nos mueve a dar gracias es muy importante de precisar. La razón de nuestra acción de gracias queda explicitada en cada frase que hacemos en nuestra comunión con el Creador. Damos gracias a Dios por los siguientes motivos:
·         Por la creación de esos elementos
·         Por el sostenimiento de ellos
·         Por su redención, si lo cabe
·         Por el trabajo y función de cada uno

c) FORMAS DE ALABAR AL CREADOR.
Las exclamaciones o frases de alabanza son diversas y se reparten a lo largo de toda nuestra conversación con el Señor Creador. Para alabar al Creador utilizamos verbos tales como:
·         Te alabo
·         Te admiro
·         Te elogio
·         Te rindo culto
·         Te tributo alabanza
·         Te adoro
·         Te exalto

d) MOTIVOS DE ALABANZA AL CREADOR.
Si en las acciones de gracias centramos la atención en los elementos creados, en la alabanza lo hacemos en el Creador. Alabamos a Dios en Su creación por Su gran:
·         Inteligencia
·         Sabiduría
·         Creatividad
·         Orden
·         Ciencia

e) FORMAS DE ADORAR A DIOS.
La diferencia entre alabanza y adoración está en el grado de exaltación. La adoración es la máxima posibilidad de alabanza y reconocimiento para Dios. La adoración es la que se da en los cielos, frente al trono celestial y es prodigada por los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos. El modelo de la adoración está en los cielos (Apocalipsis 7:9-12)

En la oración personal expresamos adoración de las siguientes maneras:
·         Verbalizando “te adoro Señor de la Vida”. “Te adoro, Padre Celestial, Señor de la creación, porque eres el único capaz de crear una maravilla sin igual”.
·         Cantándole una canción de adoración aprendida.
·         Creando un canto de adoración o cántico nuevo.
·         Cantando en el espíritu, con lenguaje propio o en lenguas. Esta es una expresión muy personal y se desarrolla en la oración personal. En la oración comunitaria se da en ocasiones de profunda inspiración y cuando hay intérprete.

f) MOTIVO DE ADORACIÓN DEL CREADOR.
Le adoramos porque Él es el Único Dios capaz de crear portento tan grande como el universo y el planeta en que vivimos con todos sus habitantes. La adoración, como la alabanza, es a Dios Trino, al Padre que ha pensado la Creación, al Hijo que la ha ordenado como Verbo o Palabra de Dios, y al Espíritu Santo que, como fuerza dinámica y Persona Divina, la ha realizado.

g) CONOCIMIENTO DE LOS DÍAS DE LA CREACIÓN.
Previo a esta ruta de oración es necesario que usted haga una lectura pausada y concentrada del texto bíblico. A través de esa lectura podrá descubrir numerosos elementos literales y simbólicos que le ayudarán luego en la oración.

En resumen podemos decir que:
·         La creación o aparición de la luz, el día y la noche, y el cielo, sucedieron el día I de la creación. Si tomamos el domingo como primer día de la semana, el día de la resurrección del Señor, comprenderemos que Jesucristo es nuestra Luz, nuestro Día y nuestro Cielo.
·         La tierra y el mar fueron creados el día II de la creación, segundo día de la semana.
·         Las hierbas y los árboles fueron creados el día III de la creación, el tercer día de la semana.
·         El sol, la luna y las estrellas fueron creados el día IV de la creación, el cuarto día de la semana.
·         Los peces y las aves fueron creados el día V de la creación, el quinto día de la semana.
·         Las bestias, las serpientes y el hombre fueron creados el día VI de la creación, el sexto día de la semana. Interesante es pensar que Jesucristo, el Hijo del Hombre, entregó su vida en la cruz un Viernes, aplastando así la cabeza de la serpiente.
·         El descanso fue creado el día VII de la creación, el séptimo día de la semana, el sábado. Jesucristo es nuestro sábado, nuestro reposo.


LA RUTA DE LA CREACIÓN.
Acompáñenme ahora en esta “Ruta de la Creación”, en la cual oramos inspirados en cada uno de los elementos creados por Dios durante los siete días de la creación, descritos por el libro de Génesis.

1.      Luz. ¡Oh, Dios Eterno! Tú eres la Luz del universo. Te doy gracias por haber creado la luz que ilumina nuestro planeta y le da vida a todo tipo de ser viviente. Gracias por haberme dado la vida dos veces: primero desde el vientre de mi madre y luego desde Tu Espíritu. En Ti está la luz de la vida, tanto la vida natural como la sobrenatural. Bendigo Tu Nombre por eso. ¿Qué sería sin tu luz en este mundo?

2.      Día. Gracias, Padre, por brindarnos el día. Si no existiera el día andaríamos en completa oscuridad y quizás ni siquiera existiríamos porque es la luz la que hace posible la vida en la Tierra. El día me hace sentir seguro y me da ánimo, optimismo, confianza. Te alabo por tan maravillosa creación. Gracias por el día.

3.      Noche. Debo darte también gracias por la noche, porque, aunque ella me traiga temores y peligros a veces, en ella puedo recogerme en mi hogar y descansar. En la noche me gozo con mi esposa, en la noche reposa mi cuerpo, renueva fuerzas, en la noche mi alma viaja por otras realidades y Tu Voz me enseña Tus misterios. ¡Bendita noche la que Tú has creado! Vivimos en la noche de los tiempos esperando el amanecer de Tu Reino, cuando Tú traigas completa claridad a este mundo.

4.      Cielo. Gracias, Buen Dios, por haber creado esta expansión entre las aguas de arriba y las de abajo. La atmósfera nos permite respirar, hinchando de buen aire nuestros pulmones; las nubes traen lluvias que riegan los campos y cultivos, que limpian las ciudades de toda contaminación; el hermoso arco iris se dibuja en él como recuerdo de una promesa hecha por Ti; y el viento sopla recordándonos que somos movidos por Tu Espíritu Santo donde Tú quieras llevarnos. ¡Alabado seas por ello!

5.      Mar. ¡Qué inmenso mar pueden contemplar nuestros ojos! Tan inmenso como Tu Presencia, Señor de la Vida. Este mar que has creado, lleno de peces, petróleo, algas, olas, sal... es hermoso en todos sus niveles. Pero también simboliza el tormentoso mundo de tinieblas donde hay todo tipo de peces. El Maestro nos enseñó que, como Él, seríamos pescadores de hombres. ¡Qué gran pecera es ésta, el océano que has creado, Señor! Te doy gracias por recordarme cada vez que lo miro, que esos peces representan almas que Tú quieres salvar. ¡Alabado seas por el mar!

6.      Tierra. Te doy gracias, Padre de toda seguridad, por habernos dado este hábitat, donde pusiste minerales para provecho de nuestras invenciones y tecnologías; donde podemos realizar cultivos para alimentarnos y embellecer nuestras vidas; nos diste montañas y cordilleras para recorrer, escalar y admirar los valles y quebradas, volcanes por donde respira el planeta, los cuales nos hablan de Tu gran poder. Te agradezco por la tierra en la que estamos plantados y hacemos nuestra vida. Si el cielo es símbolo de la eternidad en que habitas junto a seres celestiales, el mar es símbolo de un mundo convulsionado y sin Dios, esta tierra significa la seguridad de Tu Reino, sobre todo la Roca de los siglos.
7.      Hierbas. Y Tú ordenaste que hubiese hierbas, que la tierra que había emergido de las aguas se cubriera de musgo, tundra, hierbas diversas. ¡Cómo nos son útiles esas hierbas medicinales, esas verduras que utilizamos en nuestras ensaladas! Te doy gracias, Padre, por las humildes hierbas que cubren los campos, las rocas, los cerros, las quebradas. Esas hierbas me hablan de humildad, de precariedad, de lo pasajero de la vida. Como dice tu Palabra: “Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; / Mas la palabra del Señor permanece para siempre.” (1 Pedro 1:24,25). Gracias por las hierbas que dan semilla y así se multiplican sobre la tierra.

8.      Árboles. Gracias por los árboles que dan frutos con semilla. Gracias por tanta fruta deliciosa que podemos saborear y que nos aportan vitaminas y el azúcar natural de Tu creación, por las mermeladas, zumos y dulces que fabricamos de ellas. Te doy gracias por los perales, los manzanos, los almendros, los sauces que nos brindan su sombra y su frescor, por los raulíes, los álamos y tanto árbol de los cuales fabricamos casas, muebles y adornos. Esos árboles bien plantados en la tierra, que simbolizan la vida cristiana, como dice el salmista: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; / Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. / Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. / No así los malos, Que son como el tamo que arrebata el viento. / Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos. / Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.” (Salmo 1:1-6). Tú nos haces árboles firmes en la raíz de la fe, haces crecer por medio de la sumisión a Ti y la sujeción a Tu Iglesia, el tronco de la obediencia, nos das las firmes ramas de las virtudes teologales –fe, esperanza y amor- y de las virtudes capitales –prudencia, justicia, fortaleza y templanza- las cuales fortaleces con tus dones sobrenaturales, los siete dones del Espíritu Santo, para producir mucho fruto –los nueve frutos de Tu Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza- y alcanzar las bienaventuranzas. ¡Qué hermoso follaje deseas dar a este gran árbol que es Tu Iglesia! Te alabo y adoro por ello.

9.      Sol. Gracias, Señor, por darnos el sol para alumbrar, calentar y dar vida a nuestro planeta. Si no lo hubieras creado, la tierra moriría. Gracias porque lo pusiste ni tan lejos de nosotros como para que nos muriésemos de frío y oscuridad, ni tan cerca como para que nos quemáramos y cegáramos. Has sido siempre tan sabio y amoroso con tus hijos. Tú eres nuestro Sol de justicia, Padre.

10.  Luna. Hiciste la luna para reflejar la luz del sol durante la noche, como en un espejo, para que no quedáramos totalmente a merced de la oscuridad. Aún durante la noche te preocupas de nosotros y estás allí. La luna representa ese lado maternal tuyo, que nos cobija y protege de todo daño. Tú nos iluminas durante las noches. Tú eres nuestro Sol y nuestra Luna.

11.  Estrellas. Gracias, Padre, por estos astros del cielo. Por los millones de estrellas que hay en los cielos y que aparte de hermosearlos nos enseñan tanto. Hay hombres y mujeres que son como estrellas luminosas en nuestro firmamento. De ellos aprendemos a ser discípulos fieles a Ti y esperamos un día reflejar Tu luz eterna en Tu cielo. Como las estrellas que orientan en la oscuridad de la noche a marineros y viajeros, por mares y desiertos, así son aquellos santos hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a Ti y muchos que aún viven y son nuestros ministros.

12.  Peces. Te alabamos por los seres vivientes del mar, cardúmenes de todo tipo, grandes monstruos marinos hasta los más pequeños y transparentes organismos. Por todo el alimento que encierran los océanos y por la diversidad de seres hermosos, desde la superficie hasta la oscuridad de las zonas abisales. ¡Cuánto pez hay en la mar, el mundo, para traer al Evangelio! Tú nos dijiste que nos harías pescadores de hombres. La mar representa ese mundo convulsionado que necesita de Ti.

13.  Aves. Por los millones de aves que pueblan los cielos, te agradecemos, Padre. Aves de diversos tamaños, colores y plumajes, que nos deleitan con sus vuelos y sus cantos. Son admiración de los humanos, quienes aspiramos a alcanzar la altura del conocimiento, el heroísmo, la santidad, el poder, etc. Pero el mejor vuelo es el que alcanza la salvación. Gracias porque hay tantos que ya han volado hacia Ti, Señor. te alabamos y damos gracias por la Iglesia Triunfante en los cielos, la cual representan esas aves. Ellos ya volaron hacia Ti, los de grandes y altos ideales.

14.  Animales de la tierra. Te doy gracias, Señor, por las bestias del campo, por todos los animales, salvajes y domésticos, que pusiste para nuestro provecho y también como ejemplo, como enseñanza para nosotros. ¡Cuánto podemos aprender de los animales! Tu Palabra está poblada de lecciones que emanan de los animales.

15.  Reptiles. Como muchos cristianos, hay animales que se arrastran, que reptan mordiendo polvo, sin poder ver en mayor altura. Gracias Maestro porque quieres llevarnos a una posición erguida, que seamos fuertes como el león, inteligentes como el mono, astutos como el zorro, veloces como la gacela.

16.  Hombres. Gracias por haberme hecho humano. Bien podrías haberme hecho piedra, insecto, nube, una mota de polvo, un rayo de luz, mineral, animal, pez, ave o una simple planta del camino, pero quisiste que fuese humano. Gracias por ser de la estirpe del Hijo del Hombre. Te admiro por las mujeres, los varones, los niños, los ancianos, los bebés, los jóvenes, los adultos; por todas las actividades que ellos desarrollan y hacen crecer el mundo físico; por sus sentimientos positivos que traen alegría a la vida en el campo y la ciudad; por las capacidades que Tú nos brindaste: creer, sentir, pensar, hablar, actuar, juzgar, aprender, enseñar y reproducirnos.

17.  Descanso. Finalmente, después de tanto trabajo creador, descansaste y nos diste como orden y enseñanza, que también nosotros deberíamos dejar un tiempo semanal para el descanso. Tú, Jesucristo, eres nuestro descanso, nuestro Sábado, nuestro reposo eterno. En Ti ponemos todas nuestras cuitas, dificultades, problemas, anhelos y cargas de todo tipo, sabiendo que sólo Tú puedes responderlas y resolverlas. ¡Alabado seas, Creador nuestro!

TAREA PARA LA SEMANA:

1)      Hacer la ruta de oración que he aprendido hoy.
2)      Diferenciar entre alabanza, acción de gracias y adoración a Dios.
3)      Observar qué aspecto de esta ruta me resulta más atractivo.
4)      Tomar nota de la experiencia.
5)      Dedicar cada día más tiempo a la oración de alabanza, acción de gracias y adoración.

BIBLIOGRAFÍA.
1)      “Jesucristo, ideal del Sacerdote”, Dom Columba Marmión, Colección Spíritus, Bilbao, España, 1959.
2)      San Juan Damasceno, libros I y III
3)      Santo Tomás de Aquino, Summa Teológica, Segunda Parte, 2-2 q.83 a.l y 2
4)      David Yonggi Cho, “Modelos para orar”, Editorial Vida, 1995.
6)      Santa Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers, USA.
7)      La Santa Biblia”, © Sociedades Bíblicas Unidas 1960, http://www.gentle.org/biblia/

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