SOSTENIENDO
VIDAS
II PARTE
Pastor Iván
Tapia
Lectura Bíblica: 1 Juan 2:12-14
Propósitos de la Charla : a) Conocer y
desarrollarlas
tres convicciones básicas del tutor; b) Prepararse para la multiplicación en
nuevos discípulos.
“Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros
pecados os han sido perdonados por su nombre. / Os escribo a vosotros, padres,
porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes,
porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis
conocido al Padre. / Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido
al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois
fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al
maligno.” (1 Juan 2:12-14)
E
|
n la lección
anterior vimos que la tarea de un tutor es ser una verdadera columna, que
sostiene otras vidas. Por lo tanto nos esforzaremos en ser muy sólidos y firmes
en nuestra fe. También comprendimos que ser tutor es ser padre espiritual,
alguien que cría y alimenta a hijos espirituales con gran amor. El tutor es el
ayo que conduce con disciplina hasta el Maestro Jesús. Por último, un tutor es
un formador y educador de discípulos, es el que transmite la vida y doctrina
del Maestro.
Necesitamos aprender a ser tutores
porque llegarán vidas que habrá que discipular. Un tutor es un padre o madre
espiritual; es un sostenedor, un maestro de vida, un consejero, un guía, un
acompañante, un amigo. Un hermano o hermana se ha acercado a usted, tal vez
porque ve alguna virtud de Cristo en su vida o porque le simpatiza su carácter
y siente mayor confianza en usted que en otro cristiano para confiar sus
problemas e inquietudes personales. Quizás su pastor le designó a alguien para
discipular. O usted mismo ha sentido en su corazón el imperativo de llamar a
ese hermano a ser su discípulo. Esto de decir “su” o “mi” discípulo es tan sólo
un modo de decir, pues en rigor sólo podemos ser discípulos del Maestro,
Jesucristo. Pero Él nos utiliza como instrumentos para esa tarea sublime.
DUDAS DEL TUTOR.
Cuando nos enfrentamos a tan grande
desafío, muchas preguntas y dudas acuden a nosotros:
-
¿Seré capaz de sostener la fe de este hermano?
-
¿Estoy capacitado para algo tan serio e importante?
-
¿Y si cometo un error, podré enmendarlo o
perjudicaré al hermano de por vida?
-
¿Qué haré con los problemas personales que esta
persona me confidencie?
-
¿Tendré una palabra adecuada, yo que tengo tan poca
experiencia?
-
Yo mismo estoy lleno de defectos y pecados ¿Con qué
autoridad podré enseñarle?
Estas y muchas interrogantes más
estarán presentes a la hora de iniciarse como tutor de un discípulo. Para
tranquilizarle debo decirle dos cosas: usted necesita poner en práctica la fe
que Jesucristo le otorgó en la conversión y desarrollar las tres convicciones
básicas de un tutor, las que trataremos a continuación.
1. NO ESTOY SOLO.
Al despedirse el Señor de sus discípulos les dijo,
y con ello a todos los discípulos que vendrían después: “estaré con ustedes todos los días,
hasta el final de los tiempos” (San
Mateo 28:20). Al enviarnos con la colosal tarea de hacer discípulos nos
aseguró Su respaldo, Su ayuda, Su Presencia. No estamos solos en la práctica
del Discipulado, sino que nos acompaña Él. No es una acción entre dos sino
entre tres: 1) tutor 2) Jesucristo y 3) discípulo. El Espíritu Santo guía todo
el proceso de Discipulado. Nótese que hemos puesto al Señor como centro y como
vínculo de esta relación o fórmula. “No os dejaré huérfanos” prometió
Jesús a Sus apóstoles (San Juan 14:18).
No le ha abandonado a usted a su suerte, sino que sigue siendo Su Padre, en la
persona del Espíritu Santo.
La promesa de Jesús antes de partir a la presencia
del Padre, fue rogar a Éste por un Espíritu al cual llamó Consolador. Dice
Jesús: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador” Es interesante notar que dice “otro”
Consolador, de lo cual se deduce que Jesús consolaba a sus discípulos en sus
cuitas y del mismo modo el Espíritu que vendría los consolaría a ellos. Dos
enseñanzas podemos rescatar de estas palabras: 1) Todo discipulador, como el
Maestro y el Espíritu, está para dar consuelo a sus discípulos; y 2) el
Espíritu Santo reemplaza a Jesucristo y también es Dios, de acuerdo a la
doctrina de la Trinidad.
¡Alabado sea Jesucristo! Al ascender a los cielos
solicitó al Padre el Espíritu Santo y Éste nos lo envió como un Compañero para
siempre “para que esté con vosotros para siempre”. El que no es
cristiano no puede recibirle. Este Espíritu es la presencia misma de Jesucristo
en nosotros, puesto que la
Trinidad es una completa Unidad, Este es “el Espíritu de
verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce” Jesús
dijo a Sus apóstoles: “pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros” Se
refería a Él mismo y luego les asegura: “y estará en vosotros.” O sea
dentro de ellos. ¿Qué es mejor: que el Señor esté junto a mi o que viva dentro
de mi? Indudablemente que sea parte de mi ser. Podemos sentirnos absolutamente
seguros como tutores porque no estamos solos, no somos huérfanos, tenemos un
Padre y un Amigo que nos ama. Él lo prometió y sus promesas son ciertas: “No
os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.” (San Juan 14:16-18)
2. NO NECESITO
SER PERFECTO.
De lo contrario no habría encargado
esta tarea a hombres sino a ángeles inmaculados. San Pablo dice a su discípulo
Timoteo: “Lo que me has oído decir delante de muchos testigos, esto encarga
a hombres fieles que sean capaces de transmitírselo a otros” (2 Timoteo 2:2). El Apóstol no era
perfecto, tenía su temperamento capaz de enojarse al punto de no aceptar la
compañía de un hermano miedoso (Hechos 15:36-40). Timoteo era, por el
contrario, timorato, por lo cual Pablo debió decirle que “Dios no nos ha
dado espíritu de temor sino de poder y dominio propio” (2 Timoteo 1:3-7). Los que habrán de
recibir la enseñanza transmitida por Pablo a Timoteo sólo han de mostrar fidelidad,
una característica relevante, además de estar capacitados para traspasar esa
doctrina a otros. Tampoco esto lo exime a usted de procurar crecer cada día en
las virtudes de Jesús y obedecer a aquello de “esfuérzate en la gracia”
(2 Timoteo 2:1).
Si alguna vez
uno o más discípulos le abandonan, si usted se equivoca, si falla en algún
consejo o no sabe qué hacer frente a un problema grave… ¡No se desanime!
Siempre hay quienes sirven a Dios con entusiasmo, otros que son timoratos, otros llenos de dudas,
otros muy ególatras o personalistas... Con este pueblo hay que avanzar y no
cejar. Dios es Soberano, Él nos conduce. Confíe en Dios y no se desanime si un
hermano se marcha a otra iglesia. Comprenda y acepte que no todas las personas
encontrarán en usted y su iglesia lo que ellas buscan y eso no significa que
ellos estén equivocados o que usted cometiera un error, sólo puede significar
que no era el lugar y la persona para ellos. Insisto…
¡No se desanime! Dios le ama como tutor. Recuerde que “El amor cubre una multitud de pecados” (1 Pedro 4:8).
3. NO SOY UN BEBÉ.
Establecidas las dos convicciones
anteriores y teniendo en cuenta que discipular es una orden del Maestro, piense
que cuando llega la hora de vivir esta circunstancia, significa que usted ha crecido y el Señor desea cosechar
de su vida un fruto para Su Iglesia. No en vano ha recibido tanta
enseñanza, bendición y amor de Dios y Su Iglesia. Ha llegado la hora de dar a
otros lo que ha recibido por gracia. Es parte del crecimiento establecido por
Dios. No es algo que hay que apurar ni tampoco retrasar: “Todo tiene su hora
bajo la creación” (Eclesiastés 3:1).
Los cristianos estamos en un proceso de crecimiento
espiritual. El escritor de Hebreos advierte en su carta “Porque debiendo ser
ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a
enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis
llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.” (Hebreos
5:12) El alimento que se da a un bebé es más liviano que el que requiere un
niño o un joven. Dice: “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto
en la palabra de justicia, porque es niño” (v.13) Todo esto nos
habla de un cambio, de crecimiento: “…pero el alimento sólido es para los
que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.” (Hebreos 5:14)
El adulto y aún el joven, ya tienen conciencia de lo que es bueno o malo. Hay
otro aspecto que caracteriza al que ya no es bebé: puede reproducirse.
CONCLUSIÓN.
Para poder llegar a ser tutores de
otros discípulos, el Señor debe desarrollar en nosotros las tres convicciones
básicas de un tutor: “No estoy solo. No
necesito ser perfecto. No soy un bebé.” Jesucristo nos prometió “No
os dejaré huérfanos”; el Espíritu Santo nos recuerda a través de San Pedro
que “El amor cubre una multitud de pecados” y la sabiduría de Salomón nos dice “Todo tiene su hora bajo la creación.” Prepárese en oración, evangelice y
espere confiadamente en Dios, con estas tres convicciones en mente. ¡El Señor
de la Vida le
bendiga y multiplique!
PARA REFLEXIONAR:
1) Dibuje o recorte y pegue
en su cuaderno de Discipulado las siguientes imágenes que retratan al tutor:
una columna, un padre o una madre con su hijo bebé, un ayo griego con su túnica
alba y un maestro. Escriba el texto bíblico correspondiente bajo cada imagen.
2) Piense en
alguien que va a ser discipulado por usted y de una respuesta positiva a cada
una de las preguntas que se hace al inicio de la charla: a) ¿Seré capaz de sostener la fe de este
hermano? b) ¿Estoy capacitado para algo tan serio e importante? c) ¿Y si cometo
un error, podré enmendarlo o perjudicaré al hermano de por vida? d) ¿Qué haré
con los problemas personales que esta persona me confidencie? e) ¿Tendré una
palabra adecuada, yo que tengo tan poca experiencia? f) Yo mismo estoy lleno de
defectos y pecados ¿Con qué autoridad podré enseñarle?
3) Cuente a un discípulo amigo o a su
tutor una experiencia en que se sintió muy solo.
4) ¿Cuál cree usted que es su principal
contraindicación para discipular a otra persona? Confíelo a su tutor, para que
le ayude a superarlo.
5) haga una oración escrita, pidiéndole
al Señor un discípulo a su medida.
BIBLIOGRAFIA
1) “Sosteniendo Otras
Vidas”, Retiro domingo
27 de Mayo de 2007, Avenida Francia 739, Valparaíso
2) “La Santa Biblia ”, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman
Publishers, USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario