SANIDAD
INTERIOR
III PARTE
Pastor Iván Tapia
Lectura Bíblica: 1 Corintios 2:14-16
Propósitos de la Charla :
a) Identificar la raíz de los problemas del alma del discípulo; b) Diferenciar
entre Verdad y creencias; c) Buscar la renovación mental; d) Discriminar entre
mente y corazón; e) Identificar y desechar las creencias inútiles y los
sentimientos negativos; f) Cambiar
creencias negativas por creencias positivas; g) Descubrir y
aplicar los principios que nos lleven a tener una conciencia limpia; h)
Liberarnos de culpas fundadas e infundadas; i) Aprender a alimentar mi mente con ideas positivas; y j) Limpiar y liberar
mi mente con la sangre de Cristo y
renovarla con el Espíritu Santo.
“Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente./
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie./
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros
tenemos la mente de Cristo.” (1
Corintios 2:14-16)
J
|
esucristo ha
dicho “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (San Juan 14:6) Por lo tanto vivir en Cristo es vivir en la Verdad. Quien tenga
el Espíritu de Cristo ya tiene la
Verdad en sí mismo, tiene a la Persona del Espíritu Santo
habitando en él.
Cualquier cosa
que una persona decida creer, llega a ser verdad para él. Por ejemplo, alguien
piensa que el varón es el jefe del hogar y que a él deben estar sujetos todos
los que habiten ese hogar, pues eso llegará a ser su verdad, la que podrá
definirse como “el hombre manda en la casa”. Mas, para otros será muy
importante satisfacer las demandas de los niños, a objeto de que se críen
felices, de tal modo que los adultos de esa casa renunciarán a sus propios
gustos para dar paso a los menores; para ellos la verdad será “su majestad el
niño”. No es que la verdad sea relativa, sino que cada ser humano hace de sus
puntos de vista la Verdad.
Los cristianos
tenemos nuestra Verdad enunciada en las Sagradas Escrituras, pero le damos
diferentes interpretaciones doctrinales y personales, llegando a constituir
diversas pequeñas verdades, dependiendo de nuestra cultura, temperamento, experiencias,
etc. A esto se llama creencia. La
Verdad absoluta está en y es Dios, Cristo es la Verdad. Las verdades de fe son las doctrinas e
interpretaciones oficiales y teológicas de esa Verdad. Las creencias es lo que cada persona o grupo piensa acerca de la
vida.
UN CAMBIO DE
MENTE
Desde el punto
de vista de la
Sanidad Interior nos interesa abordar el tema de las
creencias pues están profundamente relacionadas con los problemas del alma
humana. La mayoría de los problemas tienen como base a una creencia. Un problema casi siempre surge de una creencia. Por más difícil que sea el
problema personal con que nos enfrentamos, no es más que el resultado o efecto
exterior de un modelo mental interno. Por lo tanto, al cambiar ese modelo
negativo, es factible que el problema desaparezca y se transforme en una
bendición. Por eso la Biblia
habla de una renovación del entendimiento o de un cambio de mentalidad: la
mente del viejo hombre debe ser cambiada por la mente del nuevo hombre, creado
según Dios. “Renovación” en griego es metamorfosis; es necesario que se
produzca una metamorfosis de todas nuestras formas de pensamiento para que
seamos sanados de tanto problema del alma.
“Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional./ No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos
12:1,2)
CREENCIAS QUE
TRAEN PROBLEMAS
Las ideas o
creencias erradas crean problemas. ¿Qué dificultades tienes en su vida? ¿Cuáles
son las circunstancias que le traen sufrimiento? ¿Qué dolores lleva en su alma,
quizás desde la infancia, y aún le hacen infeliz? Le propongo que responda a
esta interrogante con toda franqueza; usted sabe exactamente lo que le aqueja.
Pues bien, quiero ayudarle a superar esta situación brindándole algunas
herramientas que podrán liberarle de esos dolores. Es tan simple como que ahora
tome una hoja de papel y escriba cuáles son sus dolores del alma.
Si pone
atención podrá descubrir bajo cada uno de esos dolores ciertas creencias que
dan origen a sus problemas. Por ejemplo, si su problema es que es una persona
muy crítica, que siempre juzga a los demás y jamás está conforme en el grupo
porque todos le parecen muy mediocres, sin duda eso le hace sufrir. Usted
quiere liberarse de esta carga; ha escuchado que Jesús le pide no juzgar, mas
para usted es imposible abandonar ese hábito mental. Lo más probable es que
piense que el ser humano siempre debe esforzarse en la perfección del bien
actuar, usted mismo debe ser muy exigente consigo mismo, una persona
perfeccionista. Su creencia tal vez fue instalada tempranamente y forma parte
de su estructura mental. La única forma que deje de ser un “criticón” o
“criticona” es que abandone su creencia acerca de la perfección humana. Piensa
que usted mismo no es perfecto ni nunca lo será. Todos los cristianos estamos
en una carrera en que marchamos hacia la perfección, pero no estamos
compitiendo.
Que piense de
ese modo no es culpa de sus padres, de sus profesores ni de Dios, es únicamente
responsabilidad suya, puesto que usted
fue quien optó por esta creencia y este camino. Tales creencias generaron en su
vida varios problemas, como la intolerancia, la impaciencia, la arrogancia, en
definitiva el desamor.
Es preciso que
se respondas a si mismo ¿quién piensa en su mente? ¿Es acaso Dios, sus padres,
sus hermanos, sus profesores o usted mismo? En verdad quien piensa en usted es
solamente su persona. Lo que en este momento decida pensar y creer creará cada
momento de su vida futura. En este sentido la mente humana es poderosa, puesto
que podemos crear nuestros sufrimientos o nuestras alegrías, a partir de las
creencias que pongamos en juego.
Una incorrecta
o exagerada interpretación de las Escrituras pueden traer mucho dolor. He
conocido personas que no se dan la oportunidad de ser felices con una pareja
porque hacen una lectura fanática de la Biblia y los textos que hablan acerca del
matrimonio, del divorcio, de la viudez, etc.
He aquí un
listado de creencias negativas, ejemplos de algunas ideas equivocadas o
prejuicios, que pueden influir en el comportamiento adulto:
-
Soy un perdedor
-
A mí nadie me quiere
-
Soy indigno del amor
-
Esta enfermedad es de
familia
-
Me hace muy mal el frío
-
No confíes en desconocidos
-
Yo no me fío de los
extraños
-
No salgas de noche
-
La gente lo engaña a uno
-
Los hombres son malos
-
Las mujeres son interesadas
-
Los hombres no lloran
-
Este es un juego de niñas
-
Este es un trabajo para
hombres
-
No es de hombres vestirse
así
-
Yo no cuento para nada
-
La persona espiritual es
pobre
-
Todos los artistas son unos
irresponsables
-
Yo soy así
-
Así es la vida
-
Un día de lluvia es de mal
tiempo
-
Tiene dinero, debe robar en
su trabajo
-
Es empresario, debe
explotar a los trabajadores
-
Es abogado, es deshonesto
-
Es profesor, no le dio para
más
-
Soy profesor no más
-
Ser artista no es un
trabajo
-
Le ha ido bien en la vida,
gana mucho dinero
-
Hizo muy buen matrimonio,
se casó con un médico
-
Todos los políticos son
mentirosos
-
Es un gordo feliz
EJERCICIO 1:
“DESCUBRE TU CREENCIA”
Paso 1. ¿Qué me
resulta más difícil hacer? Escríbalo en su cuaderno
Paso 2.
Descubra que idea hay tras esa dificultad. ¿De qué idea viene este
comportamiento? Probablemente fueron instaladas en usted durante su infancia y
juventud una serie de ideas acerca de la vida, ideas que ahora estorban y le
llevan a enjuiciar y enjuiciarse de un modo equivocado.
Paso 3.
Descubierta la idea que hay tras el comportamiento, exprese en una frase: “No
quiero ser…”
Paso 4. Exprese
lo mismo, pero en forma inversa, positiva: “Soy…”
Hasta aquí hemos
tratado de identificar la raíz de nuestros problemas. Ya hemos diferenciado
entre Verdad y creencias; hemos descubierto que son nuestras falsas creencias
instaladas en la mente, las que nos impiden ser felices pues generan problemas
al alma. Por tanto es necesario realizar una renovación mental. La Sagrada Escritura
nos interpela: “En
cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está
viciado conforme a los deseos engañosos,/ y renovaos en el espíritu de vuestra
mente, / y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y
santidad de la verdad.” (Efesios 4:22-24)
EL ESPEJO DE
DIOS
“Por tanto, nosotros todos, mirando a
cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de
gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18) “Por tanto” es “raya
para la suma”, conclusión, corolario, respuesta final de algo que ya se ha
dicho: el contexto. Por tanto, también,
hay que conocer qué se dijo anteriormente, para no llegar a conclusiones
peregrinas.
El escritor
sagrado opone “franqueza” a “velo”. Moisés, según San Pablo, se ponía un velo
para que los hebreos no vieran que la
Ley iba a ser abolida, es decir el régimen de obediencia a
mandamientos y estatutos escritos y no el régimen de fe en la gracia de Dios.
Esta última no era tan desconocida, porque fue el sistema anterior, con
Abraham, padre de la fe.
La comprensión
que los hebreos tenían de las cosas de Dios fue nula, se embotó, se hizo
ineficaz. La única forma de que a los judíos les sea quitado ese “velo” es por
medio de Cristo, un velo para comprender el Antiguo Pacto. Se refiere al pacto
de Dios con Moisés, no a otros pactos como el de Noé, Abraham, Adán, etc. Este
velo no sólo está sobre su mente, su racionalidad, su comprensión, sino sobre
su corazón.
Cuando nos
convertimos a Cristo, un velo nos es quitado. El velo de los judíos es la Ley , ésta es un medio y ellos
la ponen como un fin; el velo de los religiosos es su cuerpo de creencias que
les impide recibir en plenitud el amor de Dios; el velo de los incrédulos es el
ego.
Como el Señor
es libertad, trae liberación a las personas cuando se acercan a Él. Una cosa es
acercarnos a la Ley
de Moisés, otra cosa es acercarse a la religión y una cosa muy diferente es
acercarse a Jesucristo. ¿A quién te has acercado tú?
En base a todo
lo anterior, nosotros, mirando a cara descubierta al Señor Jesucristo –no a mi
iglesia, no a mi creencia, no en mi ignorancia, no a mi capacidad, a mi
orgullo, a mi modo de pensar, a mi tradición, no a mi educación ni a mi
cultura, inteligencia, posición social, etc.- franca y directamente a Sus ojos…
¿Ha mirado
usted a Cristo a los ojos? Si no lo ha hecho aún, ya es hora de que lo haga. No
tema, Él es su Maestro, su Salvador que le ama, su Señor, su Amigo, su Médico,
su Esposo, su Sustentador que le alimenta. Cuando no nos atrevemos a mirar a
alguien a los ojos, es que escondemos algo, es que nos consideramos indignos,
pecadores, sucios, etc. Usted es digno porque es un hijo de Dios, usted ha sido
limpiado por la sangre de Jesús, usted es santo y tiene todo el derecho a
mirarle a los ojos. Atrévase. Él quiere que usted le mire y le vea. Vea la
gloria del Señor. Él es la imagen del Dios invisible.
En esto hay un
misterio de transformación, de renovación, de metamorfosis espiritual. Dice la Sagrada Escritura
“somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu Santo”. No es magia que cuando admiro a alguien comience a imitarle,
que el alumno que está pendiente de cada palabra y movimiento y gesto de su
profesor, luego piense como él y hasta actúe como él. No es magia que los
discípulos, que eran timoratos, incrédulos, rudos, ignorantes, pero con un
corazón abierto al Maestro, luego se transformaran en apóstoles, pescadores de
hombres, al igual que Jesús, su Modelo.
De gloria en
gloria, de triunfo en triunfo, de luz en luz, de éxito en éxito; así seremos
transformados paulatinamente, si miramos a Cristo a cara descubierta, sin
ningún tipo de velo, miedo ni prejuicio. Le desafío a que busque Su Rostro
desde el amanecer.
MENTE Y CORAZÓN
La mente es
como un recipiente que usted puede llenar con basura o con deliciosas frutas y
miel. Usted decide. El problema es que la mente alimenta su vida. Necesitamos
escoger los pensamientos, como escogemos con qué alimentamos el cuerpo para
estar sanos. A lo más interno de su mente la Biblia lo nombra como corazón, el asiento de todas sus motivaciones y de donde brota toda
su actuación. Es así que alguien puede pensar de una manera y actuar de otra.
Por ejemplo pensar que hay que respetar y honrar a los padres, pero en
determinada situación proceder de un modo inadecuado. Jesús enseña que del
corazón sale todo tipo de pensamientos y acciones, y que no es lo que entra por
la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de su corazón. Mente y
corazón están profundamente ligados. Podríamos decir que la mente es el órgano
que piensa, analiza y reflexiona la vida; y que el corazón es un sustrato más
profundo de la mente, que motiva nuestra actuación. Con la mente podemos amar a
Dios pero con el corazón actuar de un modo que no se condice con ese
pensamiento. Necesitamos en forma urgente conciliar, balancear, equilibrar,
emparejar, la actuación de mente y corazón. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué hay
tanta persona que no es consecuente con sus pensamientos? No es porque sean
malvadas o tengas malas intenciones, sino porque no se han puesto a reflexionar
sobre sus motivaciones. Entonces el problema no está en la mente, en los
pensamientos, sino en el corazón, en las falsas motivaciones.
Si pienso que
debo ser amoroso con mi prójimo porque Dios así lo ordena en Su Palabra, y no
actúo de esa forma, tengo un problema. Quizás el problema es que veo el amor
como un mandamiento de Dios, una obligación contraída y un deber no es algo que
siempre se haga con agrado. Puedo cumplir sólo por cumplir. Por otro lado tal
vez tengo resentimientos, decepciones, temores hacia algunas personas,
inseguridad acerca de mi persona. No hay un amor perfecto en mi. Lo correcto
sería que en mi corazón hubiese amor hacia las personas. Entonces en primer
lugar debo cambiar mi pensamiento, mi mente, y creer que amo a la gente porque
son criaturas creadas por Dios igual que yo; y en segundo lugar sanar mi
corazón de aquellos sentimientos negativos y pedir al Señor que fluya el amor
que Él ha depositado en mi corazón. Aquí el problema de esta persona estaba
tanto en su mente, pues tenía la creencia que el amor es una obligación, una
ley; como en su corazón porque no amaba a la gente. Es decir necesitaba una renovación de su mente y sanidad de su corazón.
DURABILIDAD DE
LAS CREENCIAS
Otro aspecto de
las creencias como creadoras de problemas es su aplicación extemporánea, cuando
ya no son necesarias. Es inútil mantener la idea de sacrificar un animal a Dios
en estos tiempos, ya que el Cordero de Dios dio su vida definitivamente para
perdón de nuestros pecados. Cualquier
sacrificio que hagamos hoy no importa algo a nuestra salvación. No es necesario
para un adulto mantenerse en silencio en la mesa como cuando era un niño.
Obedecer a la luz del semáforo cuando la carretera está vacía es ilógico. ¿Qué
quiero decir con todo esto? Que las creencias no siempre son útiles o que
tienen, como una herramienta por ejemplo, cierta vida útil y que llegado un
momento dejan de serlo. No me refiero a las verdades de fe, menos a la Verdad absoluta, sino a
aquellas creencias que optamos en el camino de la vida. Por ejemplo, para
muchas personas criadas en la liturgia tradicional, se les hace insoportable el
modo actual de alabar a Dios, con coreografías, bailes y ritmos contemporáneos,
pues tienen la creencia de que es signo de respeto al Señor la solemnidad y
cualquier otra expresión es una irrespetuosidad. Tal vez ha llegado la hora de
que usted tire al tacho de la basura algunas creencias que ya no le son útiles
ni necesarias. Piense ¿Qué idea o creencia aprendida en el pasado ya no me es
útil? ¿De qué falsa creencia me apetecería deshacerme hoy? Una de las 12
puertas de Jerusalén es la
Puerta del Muladar, un lugar muy adecuado para sacar la
basura de su casa, los sentimientos negativos y las ideas inservibles. (Nehemías 3:13,14)
SENTIMIENTOS
NEGATIVOS
El
resentimiento con otras personas que nos han hecho daño o de los cuales
pensamos que nos han dañado; las críticas que hacemos de conductas y modos de
ser y vivir de los demás; la culpa que no tiene una base lógica, como sentirnos
culpables de que no pudimos satisfacer las expectativas de otras personas, o la
culpa por el pecado de otros, etc.; y el miedo al castigo, a la opinión
pública, al “mal testimonio”, al juicio de otros; son el origen de muchos
problemas. Hay pensamientos o creencias que tras de sí expresan sentimientos
muy negativos.
Los
sentimientos más perjudiciales son:
a)
La preocupación. Es la
ausencia de tranquilidad en el alma, ocasionada por una vicisitud
incontrolable. Este sentimiento debería ser reemplazado por la seguridad que
nos da el confiar en la
Divina Providencia de Dios. “Por nada estéis afanosos sino
sean conocidas vuestras peticiones por el Señor” (Filipenses 4:6,7)
b)
La cólera o
rabia. Es la emoción de aversión contra alguien o algo del
cual he recibido alguna agresión. Este sentimiento negativo debería ser
reemplazado por la paz, como resultado del perdón. No debemos guardar ni
reaccionar con rabia u odio con las personas o circunstancias. “Que no se ponga
el sol sobre vuestro enojo” (Efesios
4:26)
c)
El
resentimiento. Es guardar una fuerte molestia hacia una persona o
grupo. Este sentimiento debería ser reemplazado por el perdón. “Perdónense los
unos a los otros” (Efesios 4:32;
Colosenses 3:12,13)
d)
La venganza. Es la reacción
de agresión contra alguien que nos hizo daño.” Este mal sentimiento debería ser
reemplazado por el amor al prójimo, la comprensión y buena disposición a
comprender a otros. “Responde al que te hace mal con bien" (1 Tesalonicenses 5:15)
e)
El miedo. Sentimiento
de temor, considerándose a una persona o circunstancia amenazante contra la
propia persona. Este sentimiento debería ser reemplazado por la fe; una
absoluta confianza en Dios y en que ya hemos descansado en Él nos alejará de
cualquier tipo de temor o miedo al castigo. “En el amor no hay temor” (San Juan 4:18)
EJERCICIO 2:
“MIS DECLARACIONES POSITIVAS”
1)
Escriba cuatro conductas
que a usted le resultan muy difíciles de practicar.
2)
Descubra la idea, creencia
o falso concepto aprendido que hay detrás de esos comportamientos.
3)
Complete la frase “No
quiero ser…” para cada una de esas conductas negativas.
4) Doble un papel
en cuatro partes y escriba en cada parte la expresión positiva de las frases
anteriores: “Soy…”
5) Busque en el Inventario De Afirmaciones Positivas De
San Pablo (al término de este capítulo), la frase positiva que más se acomode a
cada una de sus cuatro conductas.
6)
Escriba cada frase de la Biblia entre comillas y con
su texto, bajo sus frases positivas.
7)
Ore, memorice, medite e
internalice estas declaraciones positivas durante la semana.
MENTE Y
CONCIENCIA
La mente como
parte del alma es un instrumento dado por Dios. Como tal debo educarla,
cuidarla, apreciarla, amarla, gobernarla. La mente del cristiano se edifica con
la Verdad y
con creencias positivas acerca de la vida. A esas creencias llamamos fe.
Hay una parte
del alma muy ligada a la mente y que es la conciencia.
Esta es como un pequeño juez que siempre está filtrando las acciones,
pensamientos y sentimientos nuestros como los de los que nos rodean y
clasificándolos como “buenos” o “malos”. Si algo es considerado “bueno”,
salimos aprobados; si, por el contrario, es considerado “malo”, de inmediato es
reprobado. La reprobación implica una condena: la culpa y el castigo. Al
evaluar una acción nuestra como “mala”, la conciencia nos acusa de “culpables”,
pecadores que no merecemos perdón y sólo merecemos el castigo. Si somos
cristianos pediremos perdón a Dios y nos sentiremos en paz. Si no somos
cristianos, procederemos a autocastigarnos no sólo con la culpabilidad, sino
también con amargura y enfermedad física (1
Timoteo 1:5; 2 Timoteo 1:3)
La base de este
juicio interno no siempre es la
Palabra de Dios, sino que las “creencias” de la persona. Por
ello, no es confiable la conciencia humana si no es guiada por el Espíritu
Santo. Al respecto interesa que analicemos el capítulo 14 de la carta de San
Pablo a los Romanos. Este capítulo trata de las diversas creencias y costumbres
que hay en la Iglesia
y de cómo los cristianos debemos comportarnos frente a aquellos hermanos para
quienes el cumplimiento de algunas de esas costumbres es trascendental, un
asunto de vida o muerte en la fe. Tomemos por ejemplo actual la costumbre
extendida en gran parte de la
Iglesia de “no beber alcohol”. Quien lo considera pecado y ve
hacerlo a algún hermano, lo condena; ahora si es testigo de un ministro de Dios
que lo hace, es un escándalo. La conducta correcta para el apóstol es la
abstención de esa conducta delante de alguien que lo crea así, para evitar su
juicio y para no ofender la fe del hermano “débil”.
Pero hay tres o
cuatro asuntos que aquí se tocan que me parece de suma importancia para el tema
de la “renovación de la mente”.
CADA UNO ESTÉ PLENAMENTE CONVENCIDO EN
SU PROPIA MENTE
No somos nadie
para juzgar a otra persona, menos a un hermano en Cristo (Romanos 14:4-6) Todos
somos criados o lacayos del Señor y no tenemos derecho a juzgarnos entre
nosotros, sino que sólo obedecer lo que Él nos ordene; y a uno puede ordenar
una cosa y a otro otra. En cierto modo todos somos también lacayos de nuestra
propia mente y conciencia, y es ante esa conciencia que tendremos que
comparecer.
A cada uno se
le juzgará conforme a su conciencia. Si para uno levantarse a orar a las cinco
de la mañana es ley del Señor, pues, de acuerdo a esa ley será juzgado,
distinto a aquél cuya norma no es el horario sino la intensidad de la oración.
Al Señor Jesucristo le interesa nuestro corazón, mientras los seres humanos
somos externos y estamos más preocupados de las formas que el fondo. ¿El Señor
nos juzgará conforme a al fondo o a la forma? Indudablemente que según el
fondo, en qué medida le hemos servido de corazón. Pensemos en la viuda que dio
muy poco en términos materiales, mas dio todo lo que tenía; el Señor la juzgó
conforme a su corazón y no el valor monetario de lo que estaba ofrendando.
Vuelvo a
preguntar ¿seremos juzgados en base a nuestras normas de conciencia o a las
normas del Señor? La respuesta correcta es la última, pero el Señor medirá
nuestra coherencia en base a la conciencia. Si usted piensa que nunca debe
faltar a la asamblea cristiana del domingo y que si hace lo contrario está
pecando gravemente, pues así exigirá de su entorno y de sí mismo. Cuando no
asista al culto dominical se sentirá culpable y si otro lo hace, lo culpará
también. Pero cuando llegue al tribunal de Cristo ¿cómo le juzgará el Señor
sobre este asunto? Le juzgará no según una ley escrita sino según su corazón.
Si usted siempre estuvo dispuesto a amarle a Él antes que a todos sus
intereses, si usted le tuvo primero en su corazón, no importará que alguna vez
no acudiera al culto, por causa justificada. Pero si usted, aún teniendo ese
pensamiento, fallaba continuamente, es evidente que no fue un cristiano
consecuente. Difícilmente un cristiano va a tener el pensamiento de que se
puede ir a la iglesia el domingo sólo cuando se quiere, porque hay textos
bíblicos que avalan la conducta contraria; tampoco nadie apoyará el beber
alcohol en exceso pues la
Biblia habla con claridad al respecto. Son los matices, las
sutilezas, las interpretaciones, lo que aquí se analiza; a algunos les parece
que comer carne de cerdo es pecaminoso y a otros no, y ese no es un asunto tan
importante, por tanto debemos dejarlo a la conciencia de cada uno. Hay asuntos
y asuntos, con mayor o menor importancia y todos deben juzgarse de acuerdo a la Palabra de Dios.
Lo que
claramente enseña el Espíritu Santo en este pasaje es que nadie debe constituirse en conciencia del otro, pues es el Señor
quien juzgará. “¿Tú
quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o
cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.”
Considerémonos cada uno como criados ajenos, cada uno sirve a su Señor de un
modo particular. “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos
los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.” Lo que
importa es que cada uno debe tener convicciones, estar convencido de lo que
cree, no dudar de su pensamiento.
“El que hace caso del día, lo hace para el
Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come,
para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor
no come, y da gracias a Dios.” Aquí habla de días y comidas, algo que
preocupaba a los judíos. ¿Qué es lo que interesa hoy día a los cristianos? Si
la persona baila, bebe alcohol, fuma, es casado o conviviente… todos asuntos
externos. Por estos aspectos juzgamos a nuestros hermanos y nos condenamos. Por
hacer algunas de estas cosas somos juzgados y ellos son condenados por sus
conciencias. No quiero aprobar ni desaprobar las conductas que he puesto como
ejemplo, sino decir que ya no tenemos derecho a juzgar al hermano y que necesitamos transferir ese derecho a Dios.
Si estamos convencidos en nuestra propia mente de lo que pensamos y hacemos,
bástenos con eso y no tratemos de convencer al otro que piense como nosotros.
¿POR QUÉ JUZGAS A TU HERMANO?
Yo juzgo por
algo que mi hermano hace y que considero deleznable; pero yo no se si el
hermano me juzgará por algo que desconozco de mí, ya sea una acción impropia de
un cristiano o un comportamiento que su conciencia detesta (Romanos 14:10). Como sea, no debo ser juzgado ni tampoco yo debo juzgar, ya
que todos tenemos quien nos juzgue, el Supremo Juez del Tribunal: Cristo. “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano?
O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos
ante el tribunal de Cristo.”
NADA ES INMUNDO EN SÍ MISMO
Los judíos estaban muy preocupados de
no contaminarse con alimentos que ellos consideraban inmundos, con el contacto
con leprosos o muertos, con acciones pecaminosas (Romanos 14:14). En
este contexto, San Pablo se refiere a los alimentos. Nosotros podríamos
ampliarlo a todas aquellas costumbres que no están reñidas con la enseñanza
bíblica, pero que para algunas personas constituyen “pecado”, por ejemplo
participar en juegos de azar, hacer una rifa, organizar un baile en la iglesia,
actuar en política y los ejemplos dados anteriormente. Al respecto el Espíritu
Santo nos dice “nada es inmundo en sí mismo”.
Cuando los apóstoles escogieron al
reemplazante de Judas y nombraron a Matías apóstol, lo hicieron echando suertes
¿pecaron por dejar al azar una decisión tan importante? Los sabios vinieron del
oriente siguiendo una estrella, pues eran estudiosos de la Astrología ¿cómo pudo
Dios permitir que fuesen estos hombres sabios dirigidos por una ciencia pagana?
El apóstol San Judas basa algunos pensamientos de su carta en libros apócrifos,
como I Enoc y la Asunción
de Moisés ¿Cómo puede permitir el Espíritu Santo estas citas en el Libro
Sagrado? Echar suertes no es malo en sí mismo, la Astrología no es mala
en sí misma, citar un libro no canónico no es malo en sí mismo; si pensamos que
es malo, inmundo y diabólico, pues para nosotros lo será. Si hago del echar
suertes, la Astrología
y la lectura de libros no sagrados mi forma de vida, de seguro no progresaré
mucho en mi Evangelio, pero si alguien lo hace, ya el Señor le enseñará un
mejor camino. No estamos para juzgar a los hermanos, sino para amarlos,
ayudarlos, edificarlos. “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo
en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es.”
TODO LO QUE NO PROVIENE DE FE, ES
PECADO
La fe es un asunto personal. No
necesito que otro juzgue mi fe (Romanos 14:22, 23). ¿Qué papel cumplen los ministros de Dios en el
desarrollo de la fe de la
Iglesia ? Un papel de acompañamiento, asesoría, edificación,
no de juicio. Lamentablemente muchas veces enjuiciamos en vez de amar,
condenamos en vez de ayudar y levantar, criticamos en vez de comprender. De
este modo no contribuimos al crecimiento de las personas sino que propiciamos
su muerte espiritual. Un hermano enjuiciado se siente desarraigado, un hermano
condenado se marchita y no florece, no crece. Un hermano criticado se
entristece. Es preferible amar, ayudar, levantar, edificar, comprender.
Examinemos lo que aprobamos.
¿Consideramos que algo no es malo para nosotros? Pues, sustentémoslo
bíblicamente. “Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que
aprueba.” Si hacemos algo, hagámoslo con una conciencia limpia y una mente
abierta. Es importante que todo lo que pensamos y hacemos sea fruto de una
conciencia sin culpa. Sólo así seremos felices. Personalmente he hecho muchas
veces cosas que no iban con mi conciencia, a veces por agradar a los demás y
otras por gratificar mi carne. Lamento haber tomado esas determinaciones. Hoy
sólo ruego a Dios que me perdone y me dispongo a actuar en el futuro siempre de
acuerdo a mi propia conciencia.
El concepto que en este pasaje maneja
San Pablo acerca del pecado, llama mucho la atención. Él dice “todo lo que no
proviene de fe, es pecado” lo cual podría significar que si hago algo con fe,
aunque otros piensen mal de lo que hago, eso ya no es pecado. Bajo ese
principio podemos entender la poligamia de los reyes del Antiguo Testamento (1 Samuel 27:3), la desnudez de Adán y
Eva en contraste con la desnudez de Noé (Génesis
2:25; 3:6,7; 9:18-27), o las
oraciones del salmista pidiendo castigo y muerte para sus enemigos en absoluta
oposición con el espíritu evangélico (Salmo
109:1-13; San Mateo 5:43-48). Tales palabras, actitudes y pensamientos
provenían de fe, una fe inocente y limpia, por tanto no constituían pecado.
Desde el momento que Adán descubrió su desnudez y la asoció a su desobediencia,
se sintió sucio y en pecado. Como Adán en el Paraíso es preciso que caminemos
en el Reino de Dios, absolutamente convencidos de nuestras ideas, sin dudar,
para no pecar. “¿Tienes tú fe? Tenla para
contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo
que aprueba. / Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo
hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.”
PRINCIPIOS PARA
GUIAR TU CONCIENCIA
La conciencia del discípulo es
edificada con la Palabra
de Dios y guiada por el Espíritu Santo. Pero, aún así, hay “creencias” que
perjudican su recta actuación. Por ello es necesario recordar los principios
que los textos leídos nos exponen, a saber que el discípulo:
1)
Debe estar plenamente convencido en su propia mente de lo que cree
y practica.
2)
No debe juzgar a su hermano
sino concentrarse en sus propias creencias y acciones.
3)
Necesita tener muy claro
que nada
es inmundo en sí mismo sino que algunas veces los seres humanos hacemos inmundo
algo que la Palabra
de Dios no ha declarado inmundo.
4)
Necesita saber que todo lo que no proviene de fe, nuestra
mente lo hace pecado.
Si queremos
guiar nuestra conciencia en un modo correcto de juzgar, necesitamos aplicar los
principios expuestos, los cuales, además de la Verdad de la Palabra de Dios, pueden
sintetizarse en Convicción,
Ausencia de Juicio, Inocencia y Fe.
EJERCICIO Nº 3:
“DESCUBRIENDO PROBLEMAS DE CONCIENCIA”.
1. ¿Cuál es mi
principal problema de conciencia? ¿De qué me siento culpable?
2. ¿Qué
creencia tengo que me siento culpable?
3. ¿Es
bíblicamente cierta esa creencia?
b) Si su creencia no es bíblica, reprograme
su mente con ayuda de la
Palabra de Dios.
5. Comente con
su tutor o pastor esta tarea.
ALIMENTÁNDOSE
CON IDEAS POSITIVAS
Fe es estar
plenamente convencido y eso es lo que necesitamos para vivir como verdaderos
discípulos de Jesucristo. Si hay fe en nuestro interior, si alimentamos con fe
cada día nuestra mente y voluntad, seremos personas de éxito, hombres y mujeres
felices (Romanos 4:16-22)
La mente humana
no es un ente independiente que controle a la persona. Muy por el contrario,
usted es quien controla su mente y ésta su comportamiento. No somos víctimas
impotentes de nuestros propios pensamientos, sino dueños de nuestra mente. Es
perfectamente posible que podamos abandonar viejas ideas y enfrentar la vida
con nuevas y buenas ideas en nuestra mente. De hecho esto trae la conversión:
un nuevo sentir, una nueva esperanza, una nueva forma de pensar. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)
La mente, como
otros órganos del cuerpo –corazón, estómago, sistema nervioso, etc.- necesita
alimentarse. No lo hace con sangre, con comida ni con impulsos bioeléctricos,
sino con ideas. Si las ideas son pensamientos negativos, pesimistas,
destructivos, obscuros, pues el comportamiento de la persona que tiene esa
mente será también negativo, pesimista, destructivo, oscuro. No será alguien
feliz sino que su vida tenderá siempre al sufrimiento. Dios desea nuestra
felicidad. Para ello nos recomienda renovarnos en el espíritu de nuestra mente.
Esto significa poner nuevas y buenas ideas, pensamientos positivos. “No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.” (Romanos
12:2); “y renovaos en el espíritu de vuestra
mente”
(Efesios 4:23)
Necesitamos
alimentar nuestra mente con ideas positivas. He aquí a continuación ocho tipos
de ideas que pueden alimentar su mente.
1. PROMESAS.
Las promesas de Dios en Su Palabra son
ideas que pueden alimentar en forma positiva nuestra mente. Ejemplos de
promesas divinas son estas: “Él es quien perdona todas tus
iniquidades, el que sana todas tus dolencias.” (Salmo 103:3); “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas
al que no tiene ningunas./ Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes
flaquean y caen; / pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no
se fatigarán.” (Isaías 40:29-31); “No temas, porque yo estoy contigo; no
desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41:10); “Conoceréis la Verdad
y la Verdad os
hará libres” (San Juan 8:32). Estas
promesas de Dios son sobre la enfermedad, el desánimo, el miedo y la libertad. La Biblia registra muchas de estas declaraciones de Dios que, si nos asimos
de ellas, traerán optimismo, fe, esperanza, confianza, tranquilidad.
Para que una promesa de Dios se cumpla
en nuestra vida, es requisito creer lo que Dios dice y que se cumplirá; sin fe
la promesa no funciona. “porque todas las promesas de Dios son en Él Sí, y en
Él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” (2 Corintios 1:20); Abraham “Tampoco dudó, por incredulidad, de la
promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios” (Romanos
4:20); los antiguos creyentes “por fe conquistaron reinos, hicieron
justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones.” (Hebreos 11:33)
2. CONVICCIONES
Son un tipo de
ideas. Una
convicción se refiere a la acción de convencer; quien tiene una convicción, ha
sido convencido por una serie de razones en algún sentido específico, y además
puede convencer a otros. Según definición, convencimiento es una
idea religiosa, ética o política a la que se está fuertemente adherido. Alguien
puede decir: Yo no puedo obrar en contra
de mis convicciones. También se puede tener convicciones erradas y
negativas, creencias falsas que hacen mucho daño a la persona y a su entorno.
La convicción de Noé era que venía un gran diluvio sobre la tierra, mas la
convicción del pueblo era todo lo contrario (2 Pedro 2:5; Génesis 6:3); la convicción de Pedro era que Jesús es
el Hijo del Dios Viviente, cosa que Judas no logró creer pues veía al Maestro
sólo como un rabí que era débil y estaba equivocado.
Un
cristiano es una persona de convicciones. Hay una serie de ideas que están
arraigadas positivamente en nosotros. Hay convicciones acerca de Dios, la vida,
el ser humano y nosotros mismos. Las convicciones sobre quién soy y para qué
estoy en este mundo son quizás las más importantes para nuestro desarrollo
cristiano. San Pablo es un buen ejemplo de un hombre de convicciones: "Palabra fiel y digna de ser recibida de todos:
que Cristo Jesús vino al mundo para salvar á los pecadores, de los cuales yo
soy el primero.” (1Timoteo
1:15)
3. VERDADES BÍBLICAS
Las verdades bíblicas son afirmaciones de
fe contenidas en la Biblia
y que edifican nuestra mente con la Verdad. Son las verdades fundamentales o sana doctrina
y que nosotros como Iglesia las hemos resumido en nuestro Credo. El estudio
bíblico tanto colectivo como personal hace muy bien a nuestra mente, leer las
Sagradas Escrituras diariamente, buenos libros cristianos y también otros
libros, pero siempre guiados por el Espíritu Santo. De esta manera
alimentaremos la mente con las verdades de Dios. San Pablo advierte que “vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina,
sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus
propias concupiscencias” (2 Timoteo 4:3), “Pero tú
habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito 2:1)
4. SUEÑOS
Los sueños son
los ideales, aquello que la persona
persigue, esas metas a veces demasiado altas e inalcanzables, mas nuestro Dios
es maestro de lo imposible. Él “da vida a los muertos, y llama las
cosas que no son, como si fuesen.” (Romanos
4:17) y “Por la fe entendemos haber
sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve
fue hecho de lo que no se veía.” (Hebreos
11:3)
Estos sueños
bien pueden expresarse concretamente en sueños nocturnos, pero no lo son
necesariamente. La Biblia
habla de los sueños de José y cómo él podía interpretar los sueños de otros.
Los sueños pueden ser mensajes de
Dios para el hombre. Daniel interpretó sueños; el ángel le hablaba en sueños a
José, esposo de María; Pablo soñaba y actuaba. Dice la Palabra de Dios: “y
vuestros ancianos soñarán sueños” (Hechos
2:17) ¿Será porque con los años nos vamos poniendo más pragmáticos,
racionales e incrédulos? ¿Será porque los ancianos están más decepcionados y
necesitan volver a soñar, como cuando eran jóvenes?
Necesitamos “soñar” logros para
traerlos a nuestra realidad, trasladarlos del mundo de las ideas, por decirlo
de una forma, al mundo concreto. Nuestros sueños vienen de la Palabra de Dios y nosotros
los hacemos nuestros. Son los deseos de Dios para nuestras vidas; estos deseos
son Su voluntad para con los cristianos. Este no es un asunto esotérico sino
muy real. El Señor obra a través de visiones y sueños. Cuando un
muchacho está en el liceo sueña llegar a la universidad, se ve claramente en su
imaginación que un día él estará estudiando su profesión; ya en la universidad
parte de su sueño ha sido cumplido, mas ahora sueña con ser un médico. Ese
sueño se hace realidad cuando recibe su título profesional. Si no hubiera
“soñado” no habría alcanzado el sueño. Pongamos sueños positivos, que
beneficien a la Iglesia
y a la sociedad, en nuestra mente y vayamos tras ellos.
5. VISIONES
Dios muestra
visiones. La visión de los ojos es un sentido abarcador que permite percatarnos
con anticipación de lo que sucede más allá de nuestra posición. Cuando hablamos
de “visión” en términos espirituales nos estamos refiriendo a algo similar: la
capacidad de “ver anticipadamente”. Visionario es aquél que se adelanta a su tiempo o tiene
visión de futuro. La Biblia
profetiza:
“Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán
sueños” (Hechos 2:17)
Como en el
acápite anterior también nos preguntamos ¿Será que
Nuestros jóvenes verán visiones porque visión
es lo que a la mayoría de los jóvenes les falta? Es característica del joven la
falta de experiencia, por tanto no se pueden adelantar a muchos hechos. Pero la
visión a la que se refiere este texto es la visión espiritual. Cuando veo
iglesias y ministerios levantados hoy día por personas jóvenes y algunos muy jóvenes,
pienso: ya estamos en los últimos tiempos y se cumple la profecía de Joel.
Necesitamos ser discípulos visionarios, llenar nuestra mente con las visiones
que la Palabra
de Dios nos revele.
6. AUTOAFIRMACIONES
Las autoafirmaciones son afirmaciones
positivas acerca de sí mismo. Las autoafirmaciones
bíblicas están contenidas en la
Biblia y tienen la
virtud de elevar nuestra autopercepción, cambiar el modo en que nos vemos a
nosotros mismos. Siempre se hacen sobre una base bíblica, como por ejemplo estas: “Todas las cosas me son lícitas, mas
no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar
de ninguna.” (1 Corintios 6:12);
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13).
Jesús hizo muchas afirmaciones acerca de
Su Persona, las cuales fueron siempre positivas: Yo soy el Pan de Vida, la Luz del mundo, la Puerta , el Buen Pastor, la Resurrección y la Vida , el Camino, la Verdad , la Vida y la Vid verdadera. También se refirió a nosotros de un modo
positivo, diciendo: “Vosotros sois la luz del mundo… la sal de la tierra”. San
Pedro nos define como real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios,
etc. Todas estas aseveraciones o afirmaciones bíblicas pueden sernos muy útiles
como autoafirmaciones.
7.
IDEAS
OPTIMISTAS
Son ideas positivas acerca de la vida,
las personas, mi futuro, etc. Si decido que resultará mi propósito, así será,
mas si creo que no será así, de ese mismo modo sucederá. Manténgase lejos de
las ideas pesimistas y las que le causan problemas y dolor. El optimismo, una
mirada positiva al futuro, la esperanza, es una actitud propia de los
discípulos de Jesucristo: “No se turbe
vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. / En la casa de mi Padre
muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros.” (San
Juan 14:1,2)
El optimismo es uno de los tópicos que
mayor interés ha despertado entre los investigadores de la psicología positiva.
Puede definirse como una característica disposición de la personalidad que
media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los
mismos. Es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables.
El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo
y perseverancia, descubriendo lo
positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras
capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir.
La principal diferencia que existe
entre una actitud optimista y el pesimismo radica en el enfoque con que se
aprecian las cosas. Empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos
provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para
encontrar soluciones, ventajas y posibilidades.
En general, parece que las personas más
optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más perseverantes y exitosas
e, incluso, a tener mejor estado de salud
física. De hecho, uno de los resultados más consistentes en la
investigación psicológica es que aquellas personas que poseen altos niveles de
optimismo tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficio en situaciones
traumáticas y estresantes
Optimismo y esperanza tienen que ver
con la expectativa de resultados positivos en el futuro y con la creencia en la
propia capacidad de alcanzar metas.
8. VIRTUDES CRISTIANAS
La aspiración
al desarrollo de las virtudes cristianas es otro modo de alimentar
positivamente nuestra alma.. Virtud significa "valor, fuerza, vigor,
constancia en hacer el bien". Es el arte de hacer el bien y recta-mente.
Es la senda por el cual el hombre de bien llega a la gloria, al honor y al
poder. Existen varias clases de virtudes: a) Las virtudes Teologales son las más importantes de la vida cristiana, por ser
base y fundamento de las demás. Son las virtudes dadas por Dios a través de Su
Espíritu Santo: la Fe ,
la Esperanza
y la Caridad. Yo
agrego la Paz ,
como una virtud fruto del perdón de Dios en nuestras conciencias. La fe es
depositada como motivación en el corazón del hombre, la esperanza es puesta en
la mente del cristiano, la caridad o amor llena nuestro espíritu y la paz sella
la conciencia. Estos cuatro elementos son el fundamento que Jesucristo pone en
el ser humano; b) Las virtudes Cardinales,
alrededor de las cuales giran las muchas virtudes morales como la puerta sobre
sus quicios, son: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza y de ellas derivan
todas las demás; c) Las virtudes Morales.
Meditar en estas virtudes, estudiarlas,
desarrollarlas, practicarlas, orar para que el Señor las desarrolle en
nosotros, es la mejor forma de santificarnos. Jesucristo tenía y tiene todas
las virtudes, como dice San Pedro: “…no
os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; /
sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir” (1 Pedro
1:14,15) y en otro lugar:
“Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1
Pedro 2:9)
CONCLUSIONES
1) Hemos
aprendido hasta ahora que hay VERDAD y también hay CREENCIAS; que la Verdad es Cristo, pero que
aún como cristianos tenemos todo tipo de creencias, algunas erradas, las cuales
dificultan nuestra vida. Por tanto precisamos de UN CAMBIO DE MENTE,
necesitamos renovar nuestra manera de pensar. Ciertamente muchas CREENCIAS
TRAEN PROBLEMAS. Por esto necesitamos mirarnos en EL ESPEJO DE DIOS, mirar cara
a cara a Jesucristo, la Verdad ,
y enterarnos de nuestra condición interior.
2) MENTE Y
CORAZÓN deben ser limpiados de toda creencia negativa. Por otro lado existe
cierta DURABILIDAD DE LAS CREENCIAS; algunas de ellas ya no nos son útiles y
por tanto hay que desecharlas. Los SENTIMIENTOS NEGATIVOS sólo nos dañan.
3) MENTE Y
CONCIENCIA son dos elementos del alma que hay que considerar; la mente y sus
ideas las escogemos nosotros; la conciencia es el juez que determina bien y mal
y nos lleva a culparnos y a culpar. Dejemos el juicio para Dios y no seamos
conciencia de nuestros hermanos. Hay ciertos PRINCIPIOS PARA GUIAR TU
CONCIENCIA; los cuales son: a) CADA UNO ESTÉ PLENAMENTE CONVENCIDO EN SU PROPIA
MENTE es un principio básico para ir tranquilo por la vida
y por el camino de Cristo; b) ¿POR QUÉ JUZGAS A TU HERMANO? pregunta
el Espíritu Santo; nuestro papel no es ser conciencia del otro sino tan sólo
amar; c) NADA ES INMUNDO EN SÍ MISMO ¡Cuántas
acciones, ideas y sentimientos los hacemos “pecado” no siendo pecado! y d) San
Pablo enseña que…TODO
LO QUE NO PROVIENE DE FE, ES PECADO.
4) Finalmente, usted puede alimentar su
mente con elementos negativos y cosechar lo negativo, o bien cosechar de una
buena siembra con elementos positivos, como son: PROMESAS, CONVICCIONES,
VERDADES BÍBLICAS, SUEÑOS, VISIONES, AUTOAFIRMACIONES, IDEAS OPTIMISTAS y VIRTUDES
CRISTIANAS. ¡Qué el Señor de toda bendición prospere su mente, es decir su
alma. Amén.
PARA REFLEXIONAR:
1) Haga una
carta a sí mismo en que exprese (1) su admiración por su propia persona,
iniciándola con un “amado (nombre)”; (2) su aprobación hacia
aquellas iniciativas que usted tiene frente a la relación consigo mismo, con
otras personas y con Dios; y (3) su afecto y buenos deseos para usted, como lo
haría con el mejor amigo o amiga. (4) Finalice la carta con una bendición. Que
su pastor o tutor lea a usted en voz alta dicha carta. Luego comparta la
experiencia en el cenáculo.
2)
Busque en la Biblia afirmaciones
positivas de personas.
3) ¿Cómo he alimentado mi mente hasta ahora?
4) ¿Qué aspecto de mi mente me gustaría controlar?
5) ¿Qué he aprendido en esta enseñanza acerca de la Palabra de Dios?
BIBLIOGRAFIA
1) Louise
L.Hay; “Usted puede sanar su vida”; Ediciones Urano, Barcelona, España, 1984.
2) David Yonggi
Cho; “Secretos del Crecimiento de la
Iglesia ”; Editorial Caribe; 2000.
3) W.W. Rand;
"Diccionario de la
Santa Biblia "; Editorial Caribe; Miami, Florida, Estados
Unidos
4) Santa
Biblia, Casiodoro de Reina, revisión de 1960, Broadman & Holman Publishers,
USA.
INVENTARIO DE AFIRMACIONES POSITIVAS DE SAN PABLO
I.D.A.P.
© Pastor Iván Tapia
A
|
continuación usted podrá encontrar
afirmaciones de carácter positivo, escritas por el apóstol Pablo. Estas frases
están en tiempo presente y en primera persona del singular. En ellas el apóstol
habla de si mismo en la totalidad de la frase. El Espíritu Santo nos ha
provisto de estas frases en la
Biblia , para ser repetidas, oradas, memorizadas y vividas;
para alimentar la mente con una actitud positiva.
ROMANOS 1:16 “Porque no me avergüenzo
del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego.”
ROMANOS 10:1 “Hermanos, ciertamente el
anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.”
ROMANOS 11:13 “Por cuanto yo soy
apóstol a los gentiles, honro mi ministerio”
ROMANOS 14:14 “Yo sé, y confío en el
Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo
es inmundo, para él lo es.”
ROMANOS 15:17 “Tengo, pues, de qué
gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere.”
ROMANOS 15:20 “Y de esta manera me
esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para
no edificar sobre fundamento ajeno”
1 CORINTIOS 1:17 “Pues no me envió
Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras,
para que no se haga vana la cruz de Cristo.”
1 CORINTIOS 4:3,4 “Yo en muy poco tengo
el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí
mismo. / Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado;
pero el que me juzga es el Señor.”
1 CORINTIOS 6:12 “Todas las cosas me
son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no
me dejaré dominar de ninguna.”
1 CORINTIOS 9:15,16 “Pero yo de nada de
esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así
conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. /
Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta
necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!”
1 CORINTIOS 9:18 ¿Cuál, pues, es mi
galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de
Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
1 CORINTIOS 9:19 “Por lo cual, siendo
libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número.”
1 CORINTIOS 9:20,21 “Me he hecho a los
judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley
(aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que
están sujetos a la ley, / a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley
(no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los
que están sin ley.”
1 CORINTIOS 9:22 “Me he hecho débil a
los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de
todos modos salve a algunos.”
1 CORINTIOS 9:26,27 “Así que, yo de
esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien
golpea el aire, / sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea
que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”
1 CORINTIOS 10:23 “Todo me es lícito,
pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.”
1 CORINTIOS 10:33 “como también yo en
todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de
muchos, para que sean salvos.”
1 CORINTIOS 13:11,12 “Cuando yo era
niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya
fui hombre, dejé lo que era de niño. / Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré
como fui conocido.”
1 CORINTIOS 14:14,15 “Porque si yo oro
en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.
/ ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento;
cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”
1 CORINTIOS 14:18,19 “Doy gracias a
Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;/ pero en la iglesia prefiero
hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que
diez mil palabras en lengua desconocida.”
1 CORINTIOS 15:9,10 “Porque yo soy el
más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque
perseguí a la iglesia de Dios. / Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y
su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos
ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
2 CORINTIOS 11:12 “Mas lo que hago, lo
haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que la desean, a fin de que en
aquello en que se glorían, sean hallados semejantes a nosotros.”
2 CORINTIOS 11:30 “Si es necesario
gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.”
2 CORINTIOS 12:6 “Sin embargo, si
quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo,
para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí.”
2 CORINTIOS 12:10 “Por lo cual, por
amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
GÁLATAS 1:15 Pero cuando agradó a Dios,
que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia”
GÁLATAS 2:20 “Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí.”
GÁLATAS 2:21 “No desecho la gracia de
Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.”
GÁLATAS 6:14 “Pero lejos esté de mí
gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me
es crucificado a mí, y yo al mundo.”
GÁLATAS 6:17 “De aquí en adelante nadie
me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.”
EFESIOS 3:8 “A mí, que soy menos que el
más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los
gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”
EFESIOS 6:19 “…al abrir mi boca me sea
dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, / por el
cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
FILIPENSES 1:15-17 Algunos, a la
verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena
voluntad. / Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando
añadir aflicción a mis prisiones; / pero los otros por amor, sabiendo que estoy
puesto para la defensa del evangelio.”
FILIPENSES 1:18 “¿Qué, pues? Que no
obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y
en esto me gozo, y me gozaré aún.”
FILIPENSES 1:21-23 “Porque para mí el
vivir es Cristo, y el morir es ganancia. / Mas si el vivir en la carne resulta
para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. / Porque de ambas
cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo
cual es muchísimo mejor”
FILIPENSES 3:7 “Pero cuantas cosas eran
para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.”
FILIPENSES 3:12 “No que lo haya
alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir
aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.”
FILIPENSES 3:13,14 “…yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, / prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
FILIPENSES 4:12 “Sé vivir humildemente,
y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar
saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer
necesidad.”
FILIPENSES 4:13 “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece.”
COLOSENSES 1:24 “…cumplo en mi carne lo
que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia”
COLOSENSES 1:28,29 “…anunciamos,
amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin
de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; / para lo cual también
trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
1 TIMOTEO 1:12 “Doy gracias al que me
fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome
en el ministerio”
1 TIMOTEO 1:15 “Palabra fiel y digna de
ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores, de los cuales yo soy el primero.”
1 TIMOTEO 1:16 “Pero por esto fui
recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su
clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.”
1 TIMOTEO 2:7 “Para esto yo fui
constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro
de los gentiles en fe y verdad.”
2 TIMOTEO 1:12 “Por lo cual asimismo
padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy
seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”
2 TIMOTEO 2:10 “Por tanto, todo lo
soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación
que es en Cristo Jesús con gloria eterna.”
2 TIMOTEO 4:7 “He peleado la buena
batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”
2 TIMOTEO 4:8 “Por lo demás, me está
guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel
día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”
2 TIMOTEO 4:17 “Pero el Señor estuvo a
mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que
todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león.”
2 TIMOTEO 4:18 “Y el Señor me librará
de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por
los siglos de los siglos. Amén.”
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