¿QUIÉN ERES, SEÑOR?
III PARTE
Pastor Iván Tapia
Lectura bíblica: San Mateo
20: 15
Propósitos
de la charla: Comprender la doctrina acerca de la soberanía de
Dios.
E
|
l Reino de Dios conlleva exigencias, las cuales fueron planteadas en el Sermón del Monte,
exigencias como: pobreza, persecución, pequeñez, grandeza, disciplina, pasión
por el reino, integridad, prioridad por el reino y coherencia (ver charla
“Exigencias del Reino”). Sin embargo nuestra vida religiosa no se basa sobre la
obediencia ciega a una ley que exija ciertas conductas, sino que es una
relación espiritual con una Persona con conciencia propia, determinación
propia, inteligencia y conciencia moral (ver “Eres Persona”). Esta comunicación
es netamente espiritual, ya que Él es Espíritu, es invisible, racional y moral,
comunicativo y se ha revelado y encarnado en Jesucristo, como figura palpable de
Su Palabra y Persona (ver “Dios es Espíritu”). Como Persona y Espíritu, Él
ejerce Su Reino sobre todo lo creado, sobre la Humanidad y Su Iglesia,
en otras palabras ejerce Su soberanía. Podemos decir que Él es Dueño de todo.
La palabra “soberano, na” es un adjetivo que significa grande, excelente
o difícil de superar. Por ejemplo alguien puede recibir una “soberana” paliza,
un “soberano” premio o haber tenido una “soberana” experiencia. Una segunda
acepción es la que dice relación con gobierno, se refiere al que ejerce o que
posee autoridad suprema o independiente; en las democracias el pueblo es
“soberano” y elige libremente a sus gobernantes. En este último sentido Dios es
soberano ya que tiene toda autoridad sobre la creación.
TRASFONDO
HISTÓRICO
En la Edad Media el príncipe
era considerado el soberano ya que
sus súbditos no podían apelar a una autoridad más alta. Es hasta el siglo XVI
cuando se construye sistemáticamente el concepto de soberanía con base en la
presencia del Estado moderno, centralizado y burocrático, en el cual tal
fenómeno constituyó una característica esencial. El Estado nacional nació con
un concepto antes no conocido, la idea de la soberanía. Esta es el fruto de las luchas sostenidas por el rey
francés contra el imperio, la
Iglesia y los señores feudales. Este nacimiento del “estado
soberano” ocurrió a finales de la alta Edad Media. En efecto, la presencia del
Estado moderno dio nacimiento a una concepción nueva de ese poder, la cual
surge con Jean Bodin en Les Six Libres de
la République ,
París, 1576, en el siglo XVI.
“Soberanía” es un sustantivo femenino e indica autoridad
suprema. En una monarquía esa autoridad se centra en la nobleza, en una
dictadura se concentra en un solo gobernante, en las democracias reside en la
mayoría. También quiere decir excelencia no superada: Un poeta hablaba de la
soberanía del Sol sobre los demás astros, queriendo destacar su supremacía.
Cristo tiene toda soberanía sobre la creación y el ser humano, como lo expresa
el Nuevo Testamento, porque posee la autoridad suprema y su excelencia en
cuanto a virtudes divinas es insuperable (Filipenses 2:9-11)
En el ámbito político, la soberanía, según la clásica definición
de Jean Bodin en su obra Los seis libros
de la República ,
es el "poder absoluto y perpetuo de una República”. También se
conceptualiza como el derecho de una institución política de ejercer su poder.
Tradicionalmente se ha considerado que la soberanía consta o necesita de tres
elementos: territorio, pueblo y poder. Desde un punto de vista espiritual, la
soberanía de nuestras vidas está en manos de Dios. Es por eso que los seres
humanos no podemos disponer de nosotros y quitarnos la vida si nos place, ya
que no tenemos la soberanía de ella. Se habla de “libre albedrío” pero éste no
puede ir más allá de la soberanía de Dios. El Señor tiene un territorio, un
pueblo y poder; su territorio es toda la creación incluida el alma y espíritu
humanos; un pueblo, formado por Israel más todos los que han creído en Él y
aceptado Su sacrificio redentor, Su Iglesia; y todo el poder de Su Espíritu
Santo.
En derecho internacional,
ciencia creada por cristianos, la soberanía es un concepto clave y se refiere
al derecho de un estado para ejercer sus poderes, sin sufrir intromisión
extranjera. Muchas veces se habla de defender la soberanía cuando un país
protege su territorio, o cuando no permite que alguien sea juzgado en un país
extranjero por crímenes cometidos en su propio país. Todo país es soberano y
tiene derecho a ejercer su soberanía. Dios es dueño de nuestras vidas y tiene
pleno derecho a ejercer con ellas como a Él le plazca.
¿En qué consiste la soberanía
de Dios? Dios es soberano porque no está sujeto a nadie, no depende ni es
influido por nadie. Él obra siempre y únicamente como quiere (Isaías 46:9-10). En el Nuevo
Testamento, los apóstoles empleaban una palabra aún mas fuerte para referirse a
Dios como el que gobierna el mundo a su entera voluntad, le llamaban despotes, es decir "déspota",
con todo respeto y amor (Hechos 4:24) Dios es el Soberano que nos rige a Su entera voluntad. Y puesto que es
un Dios justo, sabio y compasivo, nada debemos temer. Sobre la soberanía de
Dios, es preciso puntualizar cinco cosas:
1)
Dios reina sobre el mundo
La soberanía de Dios implica
que Él reina sobre el mundo, porque Dios es Rey de toda la tierra. Él reina
sobre las naciones. Esto lo expresa la Biblia , afirmando que Dios está sentado en su
santo trono (Salmo 47:7-8). Domina
con Su poder eternamente y sus ojos velan sobre las naciones; que no se
enaltezcan los rebeldes (Salmo 66:7)
2)
Dios controla las naciones
Dios es el Señor de la Historia humana. Él puede
cambiar el curso de los acontecimientos, los tiempos y las edades, quitar y
poner gobernantes. Dios da sabiduría a los sabios, a los científicos e
investigadores, a políticos y mandatarios. Él otorga conocimiento a los
entendidos (Daniel 2:21). Todo está
bajo Su control, de modo que nada debemos temer. Dios es soberano sobre los
gobiernos del mundo, estableciendo la autoridad gubernamental (Romanos 13:1-2). Él cambia los
gobiernos cuando quiere (Daniel 2: 21).
Juzga los gobiernos con justicia, como lo hizo con los babilonios entregando su
imperio a los Medos y Persas (Daniel 5)
3) Dios ejerce soberanía sobre Su Iglesia
Aunque Dios es soberano de
todo el universo, tiene autoridad absoluta sobre en forma especial sobre la Iglesia. Él es soberano
sobre el gobierno de la
Iglesia. Los que la presiden y dirigen son puestos por Dios (Efesios 4:11). Por eso el mismo apóstol declara tan categóricamente "Pablo, apóstol (no de hombres ni por
hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los
muertos)" (Gálatas 1: 1)
Ejerce
esta autoridad: a) Por llamamiento directo (Hechos 13:
2);
b) Por nombramiento ministerial (Tito 1:5); y c) Por
elección congregacional (Hechos 6)
4)
Dios es soberano sobre nuestras vidas
Su autoridad y soberanía son
eternas, permanecerá generación tras generación. Los seres humanos somos nada
comparados a Él; Dios es la causa de toda la creación, sin Él nada existe; en
cambio nosotros somos apenas una circunstancia, la vida puede continuar sin
nosotros. Él actúa conforme a Su divina voluntad y nadie tiene derecho a cuestionarlo.
Nadie puede detenerlo y decirle: «¿Qué has hecho?» (Daniel 4:34b-35). El Apóstol explica: “Porque Dios es quien obra en
vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito” (Filipenses 2:13)
De la misma manera que un
padre de familia dice: "¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo
mío?", El Dios del cielo y de la tierra nos hace la misma pregunta (Mateo 20: 15). Puesto que Él es Padre y
nosotros Sus hijos, ya que formamos una sola familia espiritual, los que hemos
sido redimidos por la sangre de Cristo, no hay atributo de Dios más consolador
que esta doctrina de la
Soberanía Divina. Es la más amada por los cristianos y la
doctrina más odiada por los hombres del mundo, quienes permitirán que Él esté
en cualquier lugar excepto en Su trono. El Dios en Su trono no es el Dios que
ellos aman. Pero nosotros amamos predicar a Dios con el cetro en Su mano, Su
corona sobre Su cabeza y sentado en Su trono, el Dios que tiene toda autoridad.
Entre muchas cosas, Dios
tiene soberanía en la distribución de Sus dones; tiene el derecho de hacer lo
que quiera con lo suyo, y así Él ejerce ese derecho. Partiendo de la idea que
todas las bendiciones recibidas por nosotros son dones y que no tenemos derecho
a ellos por nuestros méritos, que son regalos inmerecidos de Dios, entonces Él
tiene un derecho. Dios ve esos dones como Su pertenencia, por tanto debe
administrarlos de la mejor forma. No puede abandonarlos a nuestra ignorancia e
irresponsabilidad; debe cautelar su administración hasta cuando aprendamos la mayordomía
de ellos.
5)
Los caminos de Dios van más allá de nuestro entendimiento
Los pasos del hombre son
ordenados por el Señor, por tanto para los humanos es casi imposible entender
su destino, salvo que Él se lo revele (Proverbios
20:24). Los pensamientos de Dios marchan en otra dirección, diferente de
los humanos, la senda de Dios es elevada e inasible para la comprensión humana,
los pensamientos de Dios son demasiado elevados y profundos para nosotros (Isaías 55:8-9). ¿Quién puede conocer la
mente del Señor? (Romanos 11:33-36)
¿Está usted dispuesto, como discípulo de Jesucristo, a que Él ejerza
absoluta soberanía sobre usted, su familia, su trabajo, servicio, bienes, etc.?
BIBLIOGRAFÍA
1) Alberto Prokopchuk; “La soberania de Dios”.
2) Charles Haddon Spurgeon, "¿No me es lícito
hacer lo que quiero con lo mío?", sermón predicado la mañana del domingo 4
de Mayo de 1856 en la Capilla
de New Park Street, Southwark, Londres.
3) http://www.ublaonline.org/editorial/ap24.htm
4) http://www.adorador.com/temasdoctrinales/05_la_trinidad_de_dios.htm
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